En realidad, estaban tan complacidos con la mejoría de Jaime que a fines de octubre de 1867 emprendieron con júbilo una gira de tres meses por los estados del Este, para visitar a los miembros en Nueva Inglaterra. MV 138.4
El miércoles 23 de octubre, Jaime y Elena White, acompañados por D. T. Bourdeau, partieron para atender compromisos con las iglesias en el Este. El sábado y el domingo estuvieron en Roosevelt, Nueva York, donde J. N. Andrews se les unió. Pronto se advirtió en Roosevelt que se requeriría mucho trabajo para poner la obra en completo orden. MV 138.5
Sus próximos compromisos eran en Maine. El primero fue en Norridgewock, a unos 120 kilómetros (75 millas) al norte de Portland. Allí se estaba citando a los delegados para organizar la Asociación de Maine. J. N. Andrews, presidente de la Asociación General, estaba con ellos. D. M. Canright había estado haciendo buen trabajo allí y en ese momento parecía ser el ministro más prominente en esa área. Él informó en cuanto a los logros de la reunión celebrada desde el viernes al domingo y destacó el valor especial de la ayuda dada por Jaime y Elena White. MV 138.6
Nunca antes comprendí yo tan plenamente la gran importancia de los dones en la iglesia, y nunca tuve una fe tan fuerte en ellos como ahora. Muchos, más aún, casi todos, sentían lo mismo. Gracias a Dios por los testimonios (RH, 12 de noviembre, 1867). MV 138.7
El viernes 1o de noviembre, los delegados se dispusieron a organizar la Asociación de Maine. Durante el mes de noviembre y hasta mediados de diciembre, Jaime y Elena White estuvieron en Maine, visitando las iglesias y, cuando era posible, a familiares y amigos de tiempos pasados. MV 138.8
J. N. Andrews, que había realizado un trabajo considerable en Maine, describió la experiencia de aquellos que no habían estado familiarizados con Elena de White y su don especial. Declaró que “aun aquellos que más se han opuesto a los reproches recibidos, apenas con alguna excepción, han reconocido, tras una reflexión serena y seria, que fueron reprendidos justamente”, y aceptaron los mensajes que ella les dirigió. Andrews observó reflexivamente: MV 139.1
He tenido gran oportunidad de juzgar la veracidad de estos testimonios al presenciar sus fieles y exactas descripciones de carácter en un muy grande número de casos, presentando rasgos ampliamente disímiles. Tengo toda la razón del mundo para saber que estas cosas eran casi enteramente desconocidas por la Hna. White, y en algunos casos absolutamente desconocidas, sólo como le eran reveladas por el Espíritu de Dios. Sin embargo, de ese modo se ha dado una exposición perfecta y exacta de las faltas, como también de las virtudes, de muchas personas, hasta el punto que aquellos que mejor las conocen han dicho que ellos no podrían haberlas descrito tan bien (Id., 24 de diciembre,1867). MV 139.2
Fue este tipo de evidencia el que convenció a muchos de la integridad de las visiones dadas a Elena de White. MV 139.3
Los White y Andrews cumplieron compromisos en Topsham, Maine; en Washington, New Hampshire; y en Vermont. A muchos lugares sólo podía llegarse por trineo o con un carruaje. MV 139.4
El lunes 23 de diciembre, la reunión se celebró durante las horas del día en el hogar de William Farnsworth. Farnsworth era el hombre que en 1844 se había puesto de pie en la Iglesia de Washington, New Hampshire, y declarado que él iba a observar el día de reposo de Dios. Otros lo siguieron en su decisión. MV 139.5
Sentado en el grupo estaba Eugene Farnsworth, de 19 años, uno de los 22 hijos de Farnsworth. Cuando oyó cómo Elena de White se dirigía a uno y después a otro con mensajes que indicaban que ella tenía un discernimiento que otros no tenían, le vino una idea. Dijo en su corazón: Quisiera que lo enfrentara a mi padre. Él sabía lo que la mayoría de los demás no sabían, que su padre había recaído en el uso del tabaco. Su granja estaba muy aislada, y William mascaba tabaco a escondidas, pero Eugene lo había visto escupir jugo de tabaco en la nieve y rápidamente hacerlo desaparecer de la vista frotándolo con su bota. Mientras estos pensamientos se formaban en la cabeza de Eugene, Elena de White se dirigió a William: MV 139.6
“Vi que este hermano es un esclavo del tabaco. Pero lo peor del asunto es que está haciendo el papel de un hipócrita, tratando de engañar a sus hermanos para que piensen que ya lo ha descartado, como prometió hacerlo cuando se unió a la iglesia” (WCW, en RH, 11 de febrero, 1937). MV 139.7
Cuando Eugene vio cómo estos pecados encubiertos eran enfrentados fielmente por Elena de White, supo que estaba presenciando una manifestación del don profético. Cuando ella hubo terminado sus mensajes a diferentes personas en la sala y hubo una oportunidad para responder, uno tras otro se pusieron de pie y reconocieron la veracidad del mensaje de Elena, y con arrepentimiento y confesión se rindieron nuevamente a Dios. Luego los padres confesaron sus faltas a sus hijos. Esto tocó el corazón de los jóvenes que habían estado observando y escuchando, y se sintieron conmovidos por los mensajes e invitaciones no sólo de Elena sino también de Jaime White y de Andrews. MV 140.1
El miércoles de mañana, día de Navidad, se celebró una reunión y 13 niños y jóvenes expresaron su determinación de ser cristianos. MV 140.2
Cinco jóvenes no estaban presentes en esa mañana de Navidad, pero en respuesta a las exhortaciones de sus jóvenes amigos, ellos también dieron sus corazones al Señor, haciendo un total de 18 cuyas vidas fueron cambiadas durante esos cinco días memorables en Washington. Algunos de ellos querían bautizarse sin demora, de modo que se serruchó un agujero en el hielo de una laguna cercana, Millan Pond, y con gozo procedieron con este rito. Otros esperaron hasta la primavera, a la llegada de un tiempo más templado. Nueve de los 18 llegaron a ser obreros de la iglesia en la causa de Dios, y algunos ocuparon posiciones prominentes. Entre ellos estuvieron Eugene, Elmer y Orville Famsworth, y su hermana Loretta. Esta última se casó con A. T. Robinson y estuvo al frente en el desarrollo del ministerio de la instructora bíblica. Los dos hijos de los Mead prestaron su contribución, Rose en la obra misionera en las ciudades y Fred como un dirigente de la obra de colportaje y misionero en Africa. MV 140.3
El jueves de mañana, 26 de diciembre, Jaime y Elena White y John Andrews se apresuraron a ir al norte de Vermont, donde el viernes de noche iba a comenzar un congreso en West Enosburg, en la iglesia cercana a los hogares de A. C. y D. T. Bourdeau. A. C. Bourdeau informó en la Review que por la noche, después del sábado, 150 participaron en las “ordenanzas de la casa del Señor”. MV 140.4
El lunes de mañana la reunión comenzó con un buen interés. La buena obra continuó hasta las dos de la tarde, cuando a pedido del Hno. White, se desocuparon seis asientos largos cerca del pulpito y luego se llenaron con aquellos que durante estas reuniones habían decidido empezar de nuevo, rumbo al reino... MV 140.5
Estos fueron examinados uno por uno y recibidos en la iglesia por voto como candidatos para el bautismo; y justo antes de la puesta del sol, cuando el termómetro estaba a 29° C bajo cero (-20° F) fuimos al brazo de un río, casi a dos kilómetros (una milla) de la capilla, donde yo descendí desde el hielo a una clara corriente de agua y bauticé a once; entre ellos estaban mis padres ancianos y respetados (RH, 21 de enero, 1868). MV 140.6