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EL TRABAJO EN COORANBONG SE PARALIZA MV 325

A fines de agosto, cuando W. C. White, L. J. Rousseau, L. N. Lawrence y otros estaban en Cooranbong con el agrimensor, recorriendo el terreno que se acababa de comprar, le entregaron dos cartas a W. C. White, una de F. M. Wilcox, secretario de la Junta Directiva de las Misiones Extranjeras en Battle Creek, y la otra de W. W. Prescott, secretario de educación de la Asociación General. White se las leyó a Rousseau y Lawrence mientras descansaban en el bosque. MV 325.7

Las dos cartas llevaban el mismo mensaje. Los autores de ambas acababan de asistir a una reunión de la Junta Directiva de las Misiones Extranjeras en la que se había leído la carta de W. C. White, del 10 de junio, con su descripción del terreno en Cooranbong. Cada una transmitía el mismo mensaje: que la junta sentía, en base a la descripción del terreno, que sería bueno buscar otra propiedad más promisoria, aunque no pudiesen obtenerse más de 16 hectáreas (40 acres) debido a un precio más alto. White pidió que se parase el trabajo en marcha, y el agrimensor fue enviado de vuelta a Sydney (DF 170, “Informe de las actas de las sesiones del Comité Ejecutivo de la Unión Asociación Australasiana para el año 1894”; 6 WCW, pp. 126,129). MV 325.8

White le escribió a Prescott el 3 de septiembre: MV 326.1

Respecto al terreno, estamos actuando en base a la sugerencia de la Junta Directiva de las Misiones, y hemos suspendido toda transacción hasta donde podemos hacerlo. No podemos ahora conjeturar cómo esto afectará nuestro progreso y perspectivas futuras. Si ésta fuera una empresa nuestra, podríamos tener muchos presentimientos, pero como somos siervos de un Rey, y como él tiene poder para hacer luz de las tinieblas, y para convertir en un éxito lo que parece un fracaso, esperaremos y confiaremos (6 WCW, p. 126). MV 326.2

Dudas terribles se apoderaron de W. C. White. Más tarde él describió las circunstancias en el informe que preparó para presentar a los miembros constituyentes en el campestre a realizarse en Ashfield, cerca de Sydney. Después de observar la inspección cuidadosa de muchas propiedades y el hecho de que había habido 28 reuniones del comité sobre la ubicación de la escuela entre el 23 de enero y el 29 de agosto, escribió renuentemente: MV 326.3

Se recibieron cartas del secretario de la Junta Directiva de las Misiones Extranjeras y del secretario de educación de la Asociación General acusando recibo de la descripción del lugar que les envió W. C. White e insinuando sus temores de que el lugar no era apropiado para nuestro trabajo. Los mismos temores fueron compartidos, en cierta medida, por W. C. White, L. J. Rousseau y [A. G.] Daniells; por lo tanto, en una reunión celebrada en Sydney el 27 de agosto, estando presentes White, Daniells, McCullagh, Reekie y Rousseau, se adoptó la siguiente resolución: MV 326.4

Considerando que, La Junta Directiva de las Misiones ha expresado dudas y advertencias respecto a la ubicación de nuestra escuela, por lo tanto MV 326.5

Acordado, Que posterguemos el hacer otros trámites en Cooranbong hasta que tengamos tiempo de considerar el asunto de la ubicación (DF 170, “Informe de las actas de las sesiones del Comité Ejecutivo de la Unión Asociación Australasiana para el año 1894”). MV 326.6

En cierto modo sorprendido por todo esto, W. C. White se encontró cantu rreando frecuentemente las palabras, “Espera, espera mansamente y no murmures” (6 WCW, p. 137), y se entregó a la búsqueda de lo que podría ser un sitio más promisorio para la escuela. La decisión de la Junta Directiva de las Misiones Extranjeras también fue un golpe para Elena de White, y ella esperó en Cooranbong por noticias sobre qué acuerdo tomaría el comité sobre la ubicación de la escuela, el que se tendría en Sydney el lunes 27 de agosto. En ese mismo día ella escribió: MV 326.7

Cuanto más veo la propiedad de la escuela, más asombrada estoy por el precio bajo al que se la compró. Cuando la junta quiera desistir de esta compra, me comprometo yo misma a conseguir la tierra. La colonizaré con familias pobres; tendré familias misioneras que vengan de Norteamérica y hagan el mejor tipo de obra misionera al educar a la gente en cuanto a cómo cultivar el suelo y hacerlo productivo (MS 35,1894). MV 327.1

El miércoles 29 de agosto, Elena de White recibió un telegrama pidiéndole que regresase a Sydney a la mañana siguiente. Acortando su estadía tranquila en Cooranbong, ella y las mujeres que le ayudaban tomaron el tren matutino, llegando a Sydney alrededor del mediodía. Fueron recibidas por W. C. White, Daniells, Reekie y Rousseau, y llevadas a la misión. Allí, después de un refrigerio, se le dio la noticia de la decisión del comité tomada el lunes. Esa noche ella escribió en su diario: MV 327.2

Los hermanos Rousseau y Daniells tenían propuestas que presentamos, diciendo que la tierra escogida para la ubicación de la escuela no era tan buena como la que debiéramos tener para levantar edificios; que nos chasquearíamos en el cultivo de la tierra; que ésta no era suficientemente rica como para producir buenas cosechas, etcétera, etcétera. MV 327.3

Para nosotros ésta era una información sorprendente, y no podíamos ver el asunto desde el mismo punto de vista. Sabíamos que teníamos evidencias de que el Señor había dirigido en la compra del terreno. Ellos propusieron que siguiéramos buscando un terreno... La tierra que se había comprado era la mejor, en cuanto a sus ventajas. Echarse atrás en este asunto y comenzar otra búsqueda significaba pérdida de tiempo, gastos en desembolso de recursos, gran ansiedad y preocupación, y demora en ubicar la escuela, retrasándonos un año. MV 327.4

No podíamos ver luz en esto. Pensamos en los hijos de Israel quienes preguntaron: ¿Puede Dios tender una mesa en el desierto? Él lo hizo, y con la bendición de Dios descansando sobre la escuela, la tierra será bendecida para producir buenas cosechas... Por la luz que me fue dada, sabía que no habíamos cometido ningún error (MS 77,1894). MV 327.5

Era claro en dónde había colocado su confianza, y éste era un punto que ni el comité en Australia ni la Junta Directiva de las Misiones Extranjeras en Battle Creek podían desechar, sin embargo su mejor criterio los indujo a considerar con recelo los planes de construir un colegio en Cooranbong. MV 327.6

Mientras que para Elena de White la propiedad de Brettville en Cooranbong era el lugar correcto, ella sabía que los dirigentes de la iglesia debían tomar la decisión final, y que tenían que confiar suficientemente en su decisión como para trabajar en favor de los planes hasta concretarlos, no sólo en circunstancias favorables sino también haciendo frente a las dificultades más ominosas. MV 328.1

El curso de acción delineado ahora le parecía a ella “muy semejante a la obra del gran adversario de obstruir el camino de progreso, y de darles la impresión a los hermanos fácilmente tentados y de actitud crítica, que el Señor no estaba dirigiendo el proyecto de la escuela. Creo que éste es un impedimento con el que el Señor no tiene nada que ver. ¡Oh, cómo sufre mi corazón! No sé qué hacer fuera de descansar en el Señor y esperar pacientemente en él”. MV 328.2

La decisión de seguir buscando un terreno se mantuvo firme, y se inició la tarea. Elena de White se unió reticentemente al comité para inspeccionar nuevos lugares. MV 328.3