“Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba” (Eze. 2:2). MDS 134.1
Al comienzo de la década de 1840, los milleritas, con sus expectativas del milenio, estaban “predispuestos a aceptar el poderoso derramamiento de las profecías, el don de lenguas y las curaciones carismáticas, y otras ‘señales y maravillas’ que cumplían la promesa bíblica para los ‘últimos días’... Sus reuniones estaban llenas de agitación con gritos, llantos y ‘ardientes sesiones de oración’ ”. MDS 134.2
Aunque dirigentes milleritas como Miller mismo, Charles Fitch y Joshua V. Himcs se oponían a los “fenómenos carismáticos”, el movimiento era “criticado comúnmente”... por manifestaciones de “fanatismo” como curaciones, hablar en lenguas, visiones y profecías. .. Varias mujeres milleritas recibieron cobertura periodística por sus “visiones”. 1Jonathan Butler, “The Making of a New Order”, en Roñald L. Numbers y Jonathan M. Butler, editores, The Disappointed (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1987), p. 196. MDS 134.3
Después del 22 de octubre de 1844, la mayoría de los milleritas y en general el mundo religioso lleno de espíritu de burla consideraban con mucha suspicacia fenómenos carismáticos como las visiones. Los milleritas, dolidos porque se los rotulaba como fanáticos, eran muy cautelosos hacia cualquiera que pretendiese tener visiones. 2Ver pp. 36-37. Winthrop S. Hudson, “A Time of Religious Ferment”, en Rise of Adventism, pp. 8-10; Knight, Millennial Fever, pp. 267-293, 303. MDS 134.4
Otros dos “milleritas” (William Foy y Hazen Foss) habían sentido la oposición a las visiones. Foy tuvo cuatro visiones, pero no recibió ninguna después de 1844. Las compartía con la gente siempre que encontraba oyentes interesados. MDS 134.5
Foss nunca reveló sus visiones a otros pero reconoció el carácter auténtico de Elena Harmon cuando oyó la explicación que se daba de sus visiones. 3Ver pp. 38-40; Baker, The Unknown Prophet, p. 130. MDS 134.6
Al finalizar la década de 1840 los chasqueados milleritas se dividieron en varios grupos principales debido a sus creencias sobre lo que ocurrió en 1844: (1) Aquellos que continuaron creyendo que era inminente el regreso de Cristo y que su error consistió en fijar la fecha equivocada. Este grupo incluía a los principales dirigentes milleritas (Miller, Bliss, Hale y Himes). (2) Aquellos que creían que Cristo ciertamente había venido, pero no como un evento físico; la experiencia espiritual de los creyentes llegó a ser para ellos la “segunda venida”, de ahí que se los calificó como “espiritualizadores”. (3) Y aquellos que creían que la fecha era correcta pero que el evento ocurrió en el cielo cuando Cristo empezó su ministerio como Sumo Sacerdote en el “lugar santísimo”. Este grupo representó el surgimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. 4Ver Knight, Millennial Fever, pp. 245-300; Schwarz, Light Bearers, pp. 56-58. MDS 134.7
Elena de White llegó a ser la voz distintiva que reanimó al tercer grupo que creía que la fecha del 22 de octubre de 1844 tenía un significado cósmico importante. 5Ver pp. 39-40. Ella ayudó a guiar al grupo de estudiantes de la Biblia que había surgido entre el fanatismo de los “espiritualizadores” de la izquierda y el de los ‘adventistas del primer día” de la derecha, que repudiaban tanto el significado del 22 de octubre como los “dones espirituales”. En ambos lados de los primeros adventistas sabatistas reinaban la confusión y el rechazo. Las visiones de Elena Harmon (1844-1846, antes de su casamiento; Elena de White después de 1846) llegaron a ser el centro de confirmación, corrección y consuelo para el sur- gimiento de la plataforma bíblica integrada del tercer grupo. 6 Ver pp. 182-238 para la contribución de Elena de White al desarrollo de la doctrina adventista y por ende a la estabilidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. MDS 134.8