No se una en matrimonio con una señorita que luego tendrá motivo para lamentar para siempre el paso dado [...]. 3MI 322.5
Oh, cuán codiciosos, egoístas y faltos de percepción son los seres humanos. Desconfíe de su propio juicio y dependa del juicio de Dios. Distinga entre lo que es agradable y lo que es provechoso. Cumpla sumisamente la voluntad de Dios [...]. Si usted va en pos de sus propios caminos y si obedece su propia voluntad, encontrará espinas y cardos.— Carta 4, 1901, pp. 3, 4, 5 (a Grant Roysten, 8 de enero de 1901). 3MI 322.6
PATRIMONIO WHITE,
agosto de 1967