Durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto, el Señor fue fiel al pacto que había hecho con su pueblo. Los que le fueron obedientes recibieron las bendiciones prometidas. Y ese pacto sigue en vigor. MI1 209.1
A través de la obediencia podemos recibir las más ricas bendiciones del cielo. Los que reivindican ser seguidores de Cristo se comprometen a la obediencia en el momento de su bautismo. Cuando descienden al agua, se comprometen en presencia del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, a que, ahora, habiendo muerto al mundo y sus tentaciones, se levantarán de la tumba líquida para andar en novedad de vida, a una vida de obediencia a los requisitos divinos.— Ms 80, 1903, p. 2 («Whoso Offereth Praise Glorifieth God” [«El que me ofrece alabanzas glorifica a Dios»], 1º de agosto de 1903). MI1 209.2
PATRIMONIO WHITE, Washington, D. C., 13 de noviembre de 1953
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De un manuscrito para God’s Plan (El plan de Dios).