El Señor no le ha dado a nadie la tarea de pretender arreglar la iglesia; sin embargo, individualmente debemos sentir que somos responsables ante Dios de ser una bendición para todos aquellos con quienes nos asociamos. Debemos considerar que todos hemos sido comprados por la sangre de Cristo. Aquí estamos, piedras vivas de la cantera, hemos de ser cincelados y preparados para la nueva Jerusalén. No permitamos que nadie crea que está del todo bien. Tan pronto como somos extraídos de la cantera, tenemos una labor que hacer por nosotros mismos. «El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne” (Gál. 5: 17), y debemos meditar en aquello que nos ayudará a edificar un carácter sólido. No debemos creernos superiores a los demás, sino que hemos de estimar a los demás como superiores a nosotros. Necesitamos que nuestras almas sean elevadas a Dios en todo momento para obtener ayuda, para que no caigamos. Algunos, mientras son muy diligentes para cuidar de otros, se olvidan de la obra que han de hacer por sus propias almas. SE1 46.3
Hemos de prestar atención a la exhortación del apóstol respecto a que hemos de ser santos en nuestra manera de vivir. Cuando eliminemos todo lo que constituya un obstáculo para nuestro progreso, el Espíritu Santo entrará en nosotros. Deseamos estar llenos del Espíritu de Jesús, y si ustedes no están estrechamente relacionados con Cristo, entonces sus pensamientos estarán centrados en lo que no tiene importancia; pero si están vinculados con Jesús, serán con toda seguridad canales de luz así como Jesús es luz. Porque Jesús ha dicho a sus seguidores: «Vosotros sois la luz del mundo». SE1 47.1
Ahora bien, debemos mantener, mediante una fe viva, fijos nuestros ojos en el Autor y Consumador de nuestra fe. «Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia, sino, así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Ped. 1: 14, 15). SE1 47.2
Antes de conocer a Jesús la conversación gira entorno a: qué vamos vestir, qué vamos a comer, qué vamos a beber, y nos criticamos unos a los otros. Pero tan pronto como nos familiarizamos con Cristo, nuestra actitud es transformada. SE1 47.3
Henos aquí, objetos de su amor. ¿Ha ocurrido el cambio en nosotros? Es decir, ¿hemos pasado de muerte a vida? ¿Hemos muerto en verdad al yo? ¿Hemos unidos nuestros corazones y afectos a los del gran Dios? Él es luz y poder. SE1 47.4