Él quiere que asistan a alguna escuela donde se impartan clases de Biblia. «Bien, iré a la escuela de Battle Creek”, dirá alguien. Pero allí apenas tienen espacio y están por abrir otra escuela en Kansas. Sin embargo, ahí está la del sur de Lancaster. ¿Por qué no apoyan esta escuela, ustedes que están tan cerca? Habrá algunos que quizá sean capaces de enseñar y dirigir las clases de Biblia. SE1 110.3
Nadie debería salir a enseñar la verdad a menos que haya recibido instrucción y sepa cómo utilizar el talento y las destrezas que Dios le ha dado. Ustedes no contratarían a alguien que nunca ha trabajado como constructor para que les construya un hermoso edificio; lo mismo sucede respecto a la obra de Dios. El Señor desea que ustedes aprendan, y los ángeles estarán a su lado para impresionar sus mentes. Si acuden a las Escrituras como lo hizo Daniel, enten-derán todo lo que Dios desea. SE1 110.4
Debemos poner en práctica y enseñar a otros las verdades divinas, de la misma forma en que Dios le ordenó a Timoteo que encargara a hombres fieles, que fueran idóneos para enseñar. Esa misma obra debe ser realizada en Nueva York. Que los intelectos sean elevados, ennoblecidos, santificados de forma que el pastor no tenga que trabajar hasta agotarse. De esa manera podrán ustedes guiar y adiestrar a otros en la verdad, y sus corazones arderán por ello y querrán compartirla con los demás. SE1 110.5
Hermanos, ustedes han recibido abundante luz en este lugar, ¿qué harán con ella? ¿Irán a casa y se sentarán, o se esforzarán para edificarse mutuamente en la santísima fe? Quiera Dios que puedan trabajar en ello. ¡Cómo anhelo ver que la obra alcance el punto donde deseamos verla! ¡Cómo anhelo ver la gran ola de la verdad cubriendo a la gente! Sé que esto es posible, porque Dios nos dio todo el cielo en un mismo don, y cada uno de nosotros puede aceptar la luz, cada rayo de ella, y de esa forma podemos ser la luz del mundo. «Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. SE1 111.1
Hermanos, vayan a trabajar. Padres, envíen a sus hijos a nuestras escuelas. Aquellos que están cerca del sur de Lancaster pueden ir allá; y los que no, podrán ir a alguna otra. Dios está obrando para capacitar obreros en ellas. Que cada uno de nosotros se aliste ahora y trabaje con sabiduría, como lo haría un carpintero al trabajar ingeniosamente en su oficio. Así como el carpintero no podrá trabajar con eficiencia, a menos que conozca su oficio, tampoco lo harán ustedes. Necesitamos crecer en el pleno sentido de la palabra. ¡Oh, cuánto amo la verdad y quiero triunfar con ella! No son únicamente los pastores, sino que todos podemos hacer algo. Inténtelo y comprueben lo bueno que es Jehová. ¡Qué Dios les bendiga al regresar a sus hogares! SE1 111.2