1. La religión y la salud. Muchos abrigan la impresión de que la devoción a Dios va en detrimento de la salud y de la jovial felicidad en las relaciones sociales de la vida. Pero los que caminan en la senda de la sabiduría y la santidad hallan que “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera (1 Tim. 4:8) [...] CMM 93.1
La piedad no está en pugna con las leyes de la salud, sino que está en armonía con ellas. Si los hombres siempre hubieran sido obedientes a la ley de los Diez Mandamientos, si hubiesen llevado a cabo en su vida los principios de estos diez preceptos, no existiría la maldición de enfermedad que ahora inunda el mundo. Los hombres pueden enseñar que los entretenimientos frívolos son necesarios para preservar la mente del abatimiento. La mente puede, por cierto, distraerse de esa manera por el momento; pero, después de que termina la excitación, viene la reflexión tranquila. La conciencia se despierta y hace oír su voz, diciendo: “Este no es el camino para obtener salud o verdadera felicidad” (Reflejemos a Jesús, p. 152). CMM 93.2
2. La religión verdadera hace bien. La conciencia de obrar rectamente es el mejor remedio para cuerpos y mentes enfermos. La bendición especial que Dios deposita sobre el receptor es salud y fortaleza. El que tiene la mente tranquila y satisfecha en Dios está en el camino a la salud. Ser conscientes de que el ojo del Señor está sobre nosotros, y de que su oído está atento a nuestras plegarias, es por cierto una satisfacción. Saber que tenemos un Amigo que nunca falla, a quien podemos confiar todos los secretos del alma, constituye una felicidad que las palabras nunca pueden expresar[...] CMM 93.3
La verdadera religión ennoblece la mente, refina el gusto, santifica el juicio, y hace de su poseedor un partícipe de la pureza y de la santi-dad del cielo. Acerca a los ángeles, y nos separa más y más del espíritu y la influencia del mundo. Penetra en todos los actos y las relaciones de la vida, y nos da el “espíritu de dominio propio”, y el resultado es felicidad y paz (Ibíd., p. 153). CMM 94.1
3. La salud integral. Hay una estrecha relación entre la mente y el cuerpo, y para alcanzar un alto nivel de dotes morales e intelectuales debemos acatar las leyes que gobiernan nuestro ser físico. Para alcanzar un carácter fuerte y bien equilibrado, deben ejercitarse y desarrollarse nuestras fuerzas, tanto mentales como corporales. ¿Qué estudio puede ser más importante para los jóvenes que el de este maravilloso organismo que Dios nos ha encomendado y de las leyes por las cuales ha de conservarse en buena salud? (Patriarcas y profetas, p. 650). CMM 94.2
4. Cuidar la salud es un deber. Cuantos entienden las leyes de la salud, implantadas en ellos por Dios, deben sentirse obligados a obede-cerlas. La obediencia a las leyes de la higiene es una obligación personal. A nosotros mismos nos toca sufrir las consecuencias de la violación de esas leyes. Cada cual tendrá que responder ante Dios por sus hábitos y sus prácticas. Por tanto, la pregunta que nos incumbe no es: “¿Cuál es la costumbre del mundo?” sino “¿Cómo debo conservar la habitación que Dios me dio?” (El ministerio de curación, p. 239). CMM 94.3
5. La iglesia y la reforma pro salud. Hay un mensaje relativo a la reforma pro salud que ha de presentarse en todas las iglesias. Hay una obra que hacer en cada escuela. No debiera confiárseles la educación de los jóvenes ni al director ni a los maestros hasta que tengan un conocimiento práctico de este tema. Algunos se han tomado la libertad de criticar, de cuestionar y de encontrarles defectos a los principios de la reforma pro salud, de los que conocen poco por experiencia. Debieran ponerse hombro con hombro, corazón con corazón, con los que trabajan en las filas correctas (Testimonies for the Church, t. 6, p. 370). CMM 94.4
El asunto de la reforma pro salud ha sido presentado en las iglesias; pero la luz no ha sido recibida de todo corazón. Las complacencias egoístas destructoras de la salud, practicadas por hombres y mujeres, han contrarrestado la influencia del mensaje que ha de preparar al pueblo para el gran Día de Dios. Si las iglesias esperan fuerza, deben vivir la verdad que Dios les ha dado. Si los miembros de nuestras iglesias no prestan atención a la luz sobre este asunto, cosecharán el seguro resultado en una degeneración tanto espiritual como física. Y la influencia de estos miembros de iglesia más antiguos se hará sentir sobre los que han aceptado recientemente la fe. El Señor no obra para traer a muchas almas a la verdad debido a los miembros de iglesia que nunca han estado convertidos y a aquellos que una vez se convirtieron pero que han apostatado. ¿Qué influencia tienen sobre los nuevos conversos estos miembros no consagrados? ¿No anularían el efecto del mensaje dado por Dios que su pueblo ha de presentar? (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 547). CMM 95.1
Que todos examinen sus prácticas para ver si no están siendo indul-gentes con algo que les sea positivamente dañino. Que prescindan de toda gratificación poco saludable en el comer y el beber. Algunos van a países lejanos en busca de un mejor clima; pero, en cualquier lugar donde se encuentren, el estómago les crea una atmósfera maléfica. Se acarrean sufrimientos que nadie puede aliviar. Que pongan sus prácti-cas diarias en armonía con las leyes de la naturaleza; y, al vivir de acuerdo con lo que creen, se puede crear una atmósfera alrededor del alma y el cuerpo que será un sabor de vida para vida. CMM 95.2
Hermanos, nos hemos quedado muy atrás. Hay muchas cosas que la iglesia debiera hacer a fin de ser una iglesia viviente que no se están haciendo. A través de la indulgencia del apetito pervertido, muchos quedan en una condición de salud tal que se establece una lucha cons-tante contra los intereses más elevados del alma. La verdad, aunque se la presenta en líneas claras, no es aceptada. Deseo colocar este asunto delante de cada miembro de nuestras iglesias. Nuestros hábitos deben ser puestos en conformidad con la voluntad de Dios. Se nos asegura: “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer” (Fil. 2:13), pero el hombre debe hacer su parte para controlar el apetito y la pasión. La vida religiosa requiere la acción de la mente y del corazón en armonía con las fuerzas divinas. Ningún hombre puede lograr su propia salvación, y Dios no puede hacer esta obra por él sin su coope-ración. Pero, cuando el hombre trabaja de todo corazón, Dios obra con él, dándole poder para llegar a ser un hijo de Dios (Testimonies for the Church, t. 6, pp. 371, 372). CMM 95.3
Cuando se habla con algunas personas acerca del tema de la salud, a menudo dicen: “Sabemos actuar mucho mejor de lo que lo hacemos”. No se dan cuenta de que son responsables de todo rayo de luz recibido con respecto a su bienestar físico, y que todos sus hábitos están abiertos a la inspección de Dios. La vida física no ha de ser tratada de manera fortuita o descuidada. Todo órgano, toda fibra del ser, han de ser sagradamente preservados de prácticas dañinas (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 20, 21). CMM 96.1
Nuestros hábitos en el comer y el beber muestran si somos del mundo o si pertenecemos al número de personas a quienes el Señor ha cortado del mundo por medio de su poderosa hacha de la verdad. Estos constituyen su pueblo peculiar, celoso de buenas obras. Dios ha hablado en su Palabra. El caso de Daniel y de sus tres compañeros contiene sermones sobre la reforma pro salud. Dios ha hablado en la historia de los israelitas, a quienes no les concedió un régimen basado en carne, para su propio bien. Los alimentó con pan del cielo; “pan de nobles comió el hombre” (Sal. 78:25). Pero ellos estimularon su apetito terreno; y cuanto más concentraban sus pensamientos en las ollas de carne de Egipto tanto más odiaban la comida que Dios les daba para mantenerlos en un buen estado de salud física, mental y moral. Anhelaban las ollas de carne, y en esto hicieron lo mismo que lo que muchos hacen en nuestros propios días (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 453). CMM 96.2
Muchos están sufriendo, y muchos van a la tumba, debido a la complacencia del apetito. Comen lo que satisface su apetito pervertido, debilitando de esta suerte los órganos digestivos y perjudicando su facultad de asimilar los alimentos que han de sostener la vida. Esto trae enfermedad aguda, y demasiado a menudo sigue la muerte. El delicado organismo resulta gastado por las prácticas suicidas de los que deben saber mejor lo que hacer. Las iglesias deben aferrarse lealmente a la luz que Dios ha dado. Cada miembro debe trabajar inteligentemente para eliminar de su conducta todo hábito pervertido (Ibíd., p. 146). CMM 96.3
Sé que muchos de nuestros hermanos están, en la práctica, opuestos a la reforma pro salud. Yo no recomiendo los extremos. Pero, mientras he estado hojeando mis manuscritos, he visto los testimonios decididos que se presentaban y las amonestaciones que llegan a nuestro pueblo contra el peligro de imitar las costumbres y las prácticas del mundo en cuanto a la complacencia de sí mismo, la gratificación del apetito y el orgullo en la vestimenta. Mi corazón está enfermo y triste por las cosas que suceden. Existe la idea de que algunos de nuestros hermanos han recalcado demasiado estas cosas. Pero, por el hecho de que algunos han actuado indiscretamente al insistir en sus sentimientos con respecto a la reforma pro salud, ¿se atreve alguno a privar de la verdad a los que estudian este asunto? La gente del mundo está generalmente alejada en el extremo opuesto de la complacencia y la intemperancia en el comer y el beber; y, como resultado, abunda la lujuria. CMM 97.1
Hay muchos, ahora, bajo la sombra de la muerte, que se habían preparado para hacer una obra en favor del Maestro, pero que no han sentido la responsabilidad sagrada de observar las leyes de la salud. Las leyes del organismo físico son, a la verdad, las leyes de Dios; pero este hecho parece haber sido olvidado. Algunos se han limitado a un régimen que no puede mantenerlos en buena salud. No han provisto alimentos nutritivos para reemplazar las sustancias perjudiciales; y no han considerado que, para preparar satisfactoriamente los alimentos, hay que ejercer ingeniosidad. El organismo tiene que ser debidamente nutrido a fin de poder realizar su obra. Es contrario a la reforma pro salud, después de haber suprimido una cantidad de platos nocivos, pasarse al extremo opuesto, reduciendo la cantidad y la calidad del alimento a un bajo nivel. En vez de resultar en una reforma, viene a ser una deformación (Ibíd., pp. 250, 251). CMM 97.2
6. Exageraciones en el régimen alimentario. Algunos de nuestros miembros se abstienen concienzudamente de alimentos que no son higiénicos, pero no suministran a su organismo los elementos que necesitan para sustentarse. Los que llevan al extremo la reforma pro salud corren el riesgo de preparar alimentos insípidos y que no satisfagan. Los alimentos deben ser preparados de modo que sean apetitosos y nutritivos[...] CMM 97.3
Dios ha suplido las necesidades de los que viven en las diferentes partes del mundo. Los que quieran colaborar con Dios deben reflexio-nar con cuidado antes de especificar qué alimentos deben consumirse o dejarse a un lado. Es necesario tratar con las poblaciones. Si la reforma pro salud se enseñara en su forma extremada a los que no pueden adoptarla por las circunstancias especiales en que se encuentran, de ello resultaría más mal que bien (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 361-363). CMM 98.1
7. Los pastores deben enseñar la reforma pro salud. Nuestros pastores debieran llegar a ser expertos en la reforma pro salud. Deben familiarizarse con la fisiología y la higiene; deben comprender las leyes que gobiernan la vida física, y su influencia sobre la salud de la mente y el alma. CMM 98.2
Hay miles de personas que saben muy poco acerca del admirable cuerpo que Dios les ha dado o del cuidado que este debiera recibir, porque consideran más necesario estudiar temas de mucha menos importancia. Hay una obra que los pastores deben realizar. Cuando adopten una posición correcta acerca de este tema, se ganará mucho. En sus propias vidas y en sus hogares debieran obedecer las leyes de la vida, practicar los principios correctos y vivir con salud. Así podrán hablar correctamente del tema y conducir a la gente a niveles cada vez más elevados en la obra de la reforma. Al vivir ellos mismos en la luz, pueden presentar un mensaje de mayor valor a los que necesitan ese testimonio. CMM 98.3
Si los ministros combinaran la presentación del tema de la salud con la obra que realizan en las iglesias, se derramarían grandes bendiciones y ellos obtendrían una valiosa experiencia. La gente debe recibir la luz acerca de la reforma pro salud (Consejos sobre la salud, p. 428). CMM 98.4
Esta obra ha sido descuidada, y muchos están dispuestos a morir porque necesitan la luz que deben tener antes de abandonar las com-placencias egoístas (Testimonies for the Church, t. 6, p. 376). CMM 98.5
Los presidentes de las asociaciones necesitan comprender que ya es hora de que se coloquen en el lado correcto de este asunto. Los pastores y los profesores deben dar a otros la luz que han recibido. Se necesita la obra de ellos en todos los ramos. Dios los ayudará; él fortalecerá a sus siervos para que permanezcan firmes, y ellos no serán desviados de la verdad y la justicia a fin de dar cabida a la complacencia para consigo mismos (Consejos sobre la salud, p. 428). CMM 98.6
La obra de educar en los ramos médicos misioneros es un paso ade-lante de gran importancia en la tarea de despertar a hombres y mujeres a sus responsabilidades morales. Si los pastores hubieran realizado esta obra en sus diferentes derivaciones, de acuerdo con la luz que Dios ha dado, se habría producido una reforma decidida en la manera de co-mer, de beber y de vestir. Pero algunos se han interpuesto directamente en el camino del progreso de la reforma pro salud. Han detenido a la gente en su avance por medio de sus observaciones indiferentes o con-denatorias, o mediante chistes y bromas. Ellos mismos, y una cantidad de otras personas, han estado sufriendo hasta la muerte, pero no todos han aprendido todavía a tener sabiduría (Ibíd., p. 632). CMM 99.1
Ha sido solo sobre la base de la lucha más agresiva como se ha he-cho algún progreso. El pueblo no estaba dispuesto a negarse a sí mismo, no estaba dispuesto a someter la mente a la voluntad de Dios; y, en sus propios sufrimientos y en su influencia sobre otros, estas personas se han dado cuenta de los seguros resultados de una conducta semejante. CMM 99.2
La iglesia está haciendo historia. Cada día es una batalla y una marcha. Por todos lados estamos acosados por enemigos invisibles. O vencemos por medio de la gracia que Dios nos da o somos vencidos. Insto a aquellos que están adoptando una posición neutral con respecto a la reforma pro salud a que se conviertan. Esta luz es preciosa, y el Señor me da el mensaje para instar a todos los que llevan responsabilidades en algún ramo de la obra de Dios a prestar oídos al hecho de que la verdad debe tener la primacía en el corazón y en la vida. Solamente así puede alguien hacer frente a las tentaciones que con toda seguridad ellos encontrarán en el mundo. CMM 99.3
¿Por qué es que algunos de nuestros hermanos que ministran ma-nifiestan tan poco interés en la reforma pro salud? Es porque la instrucción sobre la temperancia en todas las cosas se opone a su práctica de complacerse a sí mismos. En algunos lugares esta ha sido la gran piedra de tropiezo en la tarea de hacer que el pueblo investigue, practique y enseñe la reforma pro salud. Ningún hombre debe ser consagrado como maestro del pueblo mientras su propia enseñanza o ejemplo contradiga el testimonio que Dios ha dado a sus siervos para que presenten con respecto al régimen, porque esto traerá confusión. Su falta de consideración por la reforma pro salud los descalifica para presentarse como mensajeros del Señor. CMM 99.4
La luz que el Señor ha dado sobre este tema en su Palabra es clara, y los hombres serán probados de muchas maneras para ver si le presta-rán oído. Cada iglesia, cada familia, necesita ser instruida con respecto a la temperancia cristiana. Todos deben saber cómo comer y beber como para preservar la salud. Estamos en medio de las escenas finales de la historia de este mundo; y debe haber acción armoniosa en las filas de los observadores del sábado. Los que se apartan de la gran obra de instruir al pueblo sobre este asunto no están siguiendo en los pasos del gran Médico. “Si alguno quiere venir en pos de mí -dijo Cristo-, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mat. 16:24) (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 544-546). CMM 100.1
El Señor me ha manifestado que muchísimas personas serán resca-tadas de la degeneración física, mental y moral por medio de la influen-cia práctica de la reforma pro salud (Ibíd., p. 530). CMM 100.2
8. Fidelidad en la reforma del régimen alimentario. El asunto de la conservación de la salud tiene una importancia capital. Al estudiar esta cuestión en el temor de Dios, aprenderemos que, para nuestro mejor desarrollo físico y espiritual, conviene que nos atengamos a un régimen alimentario sencillo. Estudiemos con paciencia esta cuestión. Para obrar atinadamente en este sentido, necesitamos conocimientos y discernimiento. Las leyes de la naturaleza existen no para ser resistidas, sino acatadas. CMM 100.3
Los que han recibido instrucciones acerca de los peligros del consu-mo de carne, té, café y alimentos demasiado condimentados o malsanos, y quieran hacer con Dios un pacto con sacrificio, no continuarán satisfaciendo sus apetitos con alimentos que saben son malsanos. Dios pide que los apetitos sean purificados y que se renuncie a las cosas que no son buenas. Esta obra debe ser hecha antes de que su pueblo pueda estar delante de él como un pueblo perfecto (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 354). CMM 100.4
9. El uso de la carne en la alimentación. Los alimentos pre-parados sobre la base de carne perjudican la salud física, y debemos aprender a vivir sin ellos. Los que están en situación de poder seguir un régimen vegetariano pero prefieren seguir sus propias inclinaciones en este asunto, comiendo y bebiendo como quieren, irán descuidando gradualmente la instrucción que el Señor ha dado tocante a otras fases de la verdad presente, perderán su percepción de lo que es verdad y segarán con toda seguridad lo que hayan sembrado[...] CMM 101.1
Colóquense los maestros y los directores de nuestra obra firmemente sobre el terreno bíblico en lo que se refiere a la reforma pro salud, y den un testimonio definido a los que creen que vivimos en los últimos tiempos de la historia de este mundo. Debe haber una línea de separación entre los que sirven a Dios y los que se complacen a sí mismos[...] CMM 101.2
No hacemos del consumo de la carne una condición para la admi-sión de los miembros; pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre otros los creyentes profesos que usan carne [...] CMM 101.3
De los errores practicados en el comer y el beber resultan pensa-mientos y hechos erróneos[...] CMM 101.4
Solo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una vida sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen alimentario impropio (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 357-360). CMM 101.5
10. Hacer el bien es el mejor remedio. La conciencia de obrar rectamente es el mejor remedio para cuerpos y mentes enfermos. La bendición especial que Dios deposita sobre el receptor es salud y for-taleza. El que tiene la mente tranquila y satisfecha en Dios está en el camino a la salud (Reflejemos a Jesús, p. 153). CMM 101.6
11. Condiciones para que la oración sea aceptable. Para obtener y conservar la pureza, los adventistas del séptimo día deben tener el Espíritu Santo en sus corazones y en sus familias. El Señor me ha mos-trado que cuando el Israel de hoy se humille delante de él y quite toda inmundicia del templo de su alma, Dios escuchará sus oraciones en fa-vor de los enfermos y dará eficacia a los remedios empleados contra la enfermedad. Cuando el agente humano haga con fe cuanto pueda para combatir la enfermedad por los sencillos métodos de tratamiento que Dios indicó, el Señor bendecirá estos esfuerzos. CMM 101.7
Si después de haberle sido dada tanta luz, el pueblo de Dios conti-núa fomentando sus malas costumbres y sigue complaciendo sus ape-titos en oposición a la reforma, sufrirá las consecuencias inevitables de la transgresión (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 364). CMM 102.1
12. Es Cristo el que sana. Es Cristo el que ha sanado en todos los casos, así como fue Cristo el que en los días de su ministerio levantó a los muertos a la vida. Es Jesús el que hace todas las obras poderosas por medio del ministerio de sus siervos. Debe confiarse y creerse en este Cristo. Su bendición sobre los medios usados para la restauración, a fin de sanar, traerá éxito. La misericordia de Cristo se deleita en manifes-tarse en favor de la humanidad que sufre. Es él el que imparte el servicio del sanamiento a los enfermos, y los médicos deben dar a él la gloria por las maravillosas obras hechas (Mensajes selectos, t. 3, p. 339). CMM 102.2
13. Médicos no confiables. Sus agentes continúan pretendiendo curar la enfermedad. Atribuyen su poder a la electricidad, el magnetis-mo o los así llamados “remedios simpáticos”. A la verdad, no son sino conductos para las corrientes eléctricas de Satanás. Por este medio, él echa su ensalmo sobre los cuerpos y las almas de los hombres[...] CMM 102.3
No es seguro confiar en los médicos que no tienen temor de Dios. Sin la influencia de la gracia divina, el corazón de los hombres es “engañoso [...] más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9). El engrandecimiento propio es su blanco. ¡Cuántas iniquidades se ocultan bajo el manto de la profesión médica, cuántos engaños se sostienen! El médico puede pretender que posee gran sabiduría y habilidad maravillosa, mientras que su carácter es relajado y sus prácticas contrarias a las leyes de la vida. El Señor nuestro Dios nos asegura que él aguarda para ser misericordioso; nos invita a invocarlo en el día de la angustia. ¿Cómo podemos apartamos de él para confiar en un brazo de carne? CMM 102.4
Vengan conmigo a la pieza de un enfermo. Allí yace un esposo y padre, un hombre que es una bendición para la sociedad y la causa de Dios. Ha sido repentinamente postrado por la enfermedad. El fuego de la fiebre parece consumirlo. Anhela un poco de agua pura para mojar sus labios resecos, para aplacar la furiosa sed y refrescar la frente febril. Pero no; el doctor ha prohibido el agua. Se le administra el estímulo de una bebida alcohólica, se añade combustible al fuego. La bendita agua, don del Cielo, aplicada hábilmente, apagaría la llama devoradora, pero se la reemplaza por drogas venenosas. CMM 102.5
Por un tiempo, la naturaleza contiende por sus fueros, pero al fin, vencida, renuncia a la lucha, y la muerte libera al doliente. Dios deseaba que ese hombre viviese, a fin de que beneficiara al mundo; Satanás resolvió destruirlo, y logró hacerlo por el médico. ¿Hasta cuándo per-mitiremos que se apaguen así nuestras luces más preciosas? (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 52-54). CMM 103.1
Los ángeles de Dios preservarán a sus hijos mientras ellos anden en la senda del deber; pero no pueden contar con tal protección los que se aventuran deliberadamente en el terreno de Satanás. Un agente del gran engañador dirá y hará cualquier cosa para lograr su objeto. Poco impor-ta que se llame espiritista, o que asevere curar por el “magnetismo”. Me-diante declaraciones capciosas, se granjea la confianza de los incautos. Pretende leer la historia de la vida, y comprender todas las dificultades y las aflicciones de los que recurren a él. Disfrazándose como ángel de luz, mientras que en su corazón está la negrura del abismo, manifiesta gran interés en las mujeres que solicitan su consejo. Les dice que todas sus dificultades se deben a un casamiento desgraciado. Esto puede ser demasiado cierto, pero el tal consejero no mejora su condición. Les dice que lo que necesitan es amor y simpatía. Asumiendo gran interés en su bienestar, echa un ensalmo sobre sus víctimas desprevenidas, en-cantándolas como la serpiente encanta al ave temblorosa. Pronto están completamente en su poder; el pecado, la deshonra y la ruina son las terribles consecuencias (Ibíd., p. 57). CMM 103.2
14. El valor de los hábitos saludables. Los hábitos físicos correc-tos promueven la superioridad mental. La potencia intelectual, el vigor físico y la duración de la vida dependen de leyes inmutables. El Dios de la naturaleza no se interpondrá para preservar a los hombres de las consecuencias de la violación de los requerimientos de la naturaleza. El que lucha por el señorío debe ser temperante en todas las cosas. La claridad mental y la firmeza de propósito de Daniel, su poder para adquirir conocimientos y resistir la tentación, se debían en extenso grado a la sencillez de su régimen alimenticio, en relación con su vida de oración (Mensajes para los jóvenes, p. 240). CMM 103.3
15. El cuidado del alma y del cuerpo. El médico de uno de nues-tros sanatorios, que sea un verdadero siervo de Dios, tiene una obra sumamente interesante que hacer respecto de cada ser humano que sufre y con quien se ponga en contacto. No debe perder oportunidad alguna de señalarles a las almas a Cristo, el gran Sanador del cuerpo y la mente. Todo médico debería ser un obrero experto en los métodos de Cristo. No debería haber una disminución del interés en las cosas espirituales, no sea que se desvíe la facultad de fijar la mente en el gran Médico (Mente, carácter y personalidad, t. 2, pp. 420,421). CMM 104.1
16. Instruir al pueblo durante las reuniones campestres. En nuestros congresos campestres debemos llamar la atención a esta obra y hacer de ella un asunto de viva importancia. Debemos presentar a la gente los principios de la verdadera temperancia y solicitarle que firme la promesa de abstinencia. Debe dedicarse atención especial a los que están esclavizados por los malos hábitos. Debemos conducirlos a la cruz de Cristo. CMM 104.2
Nuestros congresos deben recibir la visita y la colaboración de los médicos. Estos deben ser hombres de sabiduría y juicio sano, hombres que respeten el ministerio de la Palabra y que no sean víctimas de la incredulidad. Son los guardianes de la salud del pueblo, y deben ser re-conocidos y respetados. Deben dar instrucción a la gente acerca de los peligros de la intemperancia. En lo futuro, este mal deberá combatirse más audazmente que en lo pasado. Los ministros y los médicos deben presentar los males de la intemperancia. Ambas clases deben trabajar en el evangelio con poder para condenar el pecado y ensalzar la justicia. Los ministros o los médicos que no dirigen llamamientos personales a la gente son remisos en su deber. No cumplen la obra que Dios les ha asignado (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 398). CMM 104.3
17. En el tiempo del fin. A medida que nos aproximamos al fin del tiempo, debemos elevarnos cada vez más en lo que concierne a la reforma pro salud y a la temperancia cristiana, y presentarlas en una forma más positiva y definida. Debemos esforzarnos continuamente para educar a la gente, no solo por medio de las palabras sino también mediante nuestra práctica. El precepto y la práctica combinados ejer-cen una influencia definida[...] (Consejos sobre la salud, p. 465). CMM 105.1
18. Donde haya una iglesia también debe haber locales para tratamientos de la salud. En cada ciudad en la que tenemos una iglesia, existe la necesidad de un lugar para dar tratamientos médicos. Entre los hogares de los miembros de nuestra iglesia hay pocos que tienen lugar y facilidades para el cuidado debido de los enfermos. Por eso, hay que proveer un lugar con el fin de dar tratamiento médico para las dolencias comunes. El edificio puede carecer de elegancia y hasta ser rústico, pero debiera amueblarse con los elementos necesarios para administrar tratamientos sencillos. Estos, administrados con habilidad, resultarán una bendición, no solo para nuestro propio pueblo, sino también para sus vecinos, y podría ser el medio de llamar la atención de muchos hacia los principios de la salud. CMM 105.2
19. Instituciones de salud como ramo de la evangelización. Es el propósito del Señor que en todas partes del mundo se establezcan nuestras instituciones de salud como ramos de la obra evangélica. Estas instituciones deben ser las agencias de Dios para alcanzar a una clase que ninguna otra cosa alcanzaría. No necesitan ser edificios grandes, pero debieran estar dispuestos de tal manera que se pueda realizar una obra eficaz (Ibíd., p. 466). CMM 105.3
20. Crear restaurantes saludables. El interés de los obreros los llevará a ofrecerse para trabajar en diversas líneas de esfuerzo misione-ro. Se establecerán restaurantes donde se preparen comidas saludables. ¡Pero con cuánto cuidado debería realizarse esta obra! CMM 105.4
Cada uno de estos restaurantes debería ser una escuela. Sus obreros deben mantenerse constantemente estudiando y experimentando con el fin de mejorar la preparación de los alimentos saludables. Esta obra de instrucción debe poder llevarse a cabo en las ciudades en una escala mucho mayor que en los lugares pequeños. Pero, dondequiera que haya una iglesia, se debería dar instrucción relativa a la preparación de alimentos sencillos y saludables para beneficio de los que desean vivir de acuerdo con los principios de la reforma de la salud. Y los feligreses deben impartir la luz que reciben sobre estos asuntos a los habitantes de su vecindario (Ibíd., p. 552). CMM 105.5
21. La obra de los restaurantes saludables. El Señor tiene un mensaje para nuestras ciudades, y este mensaje hemos de proclamarlo en nuestros congresos y en campañas de evangelismo público, y también por medio de nuestras publicaciones. En adición a esto, han de establecerse restaurantes higiénicos en las ciudades, y por su medio el mensaje de temperancia ha de proclamarse. Deben hacerse arreglos para realizar reuniones en relación con nuestros restaurantes. Cuandoquiera que sea posible, búsquese un salón a donde puedan invitarse a los clientes para tener conferencias sobre la ciencia de la salud y la temperancia cristiana, donde estos puedan recibir instrucción sobre la preparación de alimentos sanos y sobre otros temas importantes. En estas reuniones debe haber oración y canto, y conversaciones, no solamente sobre temas de salud y temperancia, sino también sobre otros temas bíblicos apropiados. A medida que se enseñe a la gente cómo preservar su salud física, se hallarán muchas oportunidades para sembrar las semillas del mensaje del Reino. (Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 326, 327). CMM 106.1
22. La observancia del sábado. En nuestros sanatorios, la familia de los pacientes, los médicos, los enfermeros y los auxiliares, debe ser alimentada el sábado como cualquier otra familia, con la menor cantidad de trabajo posible. Pero nuestros restaurantes no deben abrirse en sábado. Asegúrese a los obreros ese día para rendir culto a Dios. Al mantener las puertas cerradas el sábado se hace del restaurante un monumento recordativo de Dios, por el cual se declara que el séptimo día es el verdadero día de reposo y que en él no debe hacerse trabajo innecesario. CMM 106.2
Se me ha indicado que una de las principales razones por las cuales deben establecerse restaurantes higiénicos y salas de tratamiento en los grandes centros es que por este medio se atraerá la atención de hombres importantes al mensaje del tercer ángel. Al notar que estos restaurantes son dirigidos de una manera completamente diferente de como se manejan los restaurantes comunes, ciertos hombres de inteligencia empezarán a averiguar las razones de esta diferencia en los métodos comerciales, e investigarán los principios que nos inducen a servir ali-mentos superiores. Así serán llevados a conocer el mensaje para este tiempo (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 130, 131). CMM 106.3
23. Establecer escuelas culinarias. En muchos lugares se han de establecer escuelas culinarias. Esta obra puede principiar de una mane-ra humilde; pero, a medida que las cocineras inteligentes hagan cuanto puedan para ilustrar a otros, el Señor les dará habilidad y entendimien-to. La palabra del Señor es: “No les impidan; porque yo me revelaré a ellas como Instructor suyo”. Dios obrará con aquellos que lleven a cabo sus planes, enseñando a la gente cómo verificar una reforma en su régimen alimenticio por la preparación de alimentos saludables y baratos. Así quedarán los pobres animados a adoptar los principios de la reforma pro salud, y esto contribuirá a que se vuelvan industriosos y aprendan a confiar en sus propios recursos. CMM 107.1
Me ha sido mostrado que Dios ha estado enseñando, a hombres y mujeres capaces, a preparar de una manera aceptable alimentos sanos y apetitosos. Muchas de estas personas eran jóvenes, y las había también de edad madura. Me fue indicado que estimulase el establecimiento de clases culinarias en todos los lugares donde se está haciendo obra misionera médica. Todo incentivo que induzca a la gente a reformarse debe serle presentado. Hágase resplandecer sobre ella tanta luz como sea posible. Enséñesele a hacer todos los progresos que pueda en la preparación de la comida, y estimúlesela a impartir a otros lo que aprende (Obreros evangélicos, pp. 375,376). CMM 107.2
18. Producir alimentos saludables. Hay muchas mentes, en mu-chos lugares, a las cuales el Señor seguramente les dará conocimiento de cómo preparar alimentos que sean saludables y apetitosos, si él ve que ellos usan este conocimiento correctamente. Los animales están cada vez más enfermos y no pasará mucho tiempo hasta que las comidas preparadas con carne sean descartadas por muchos, además de los adventistas del séptimo día. Se deben preparar alimentos que sean saludables y fortificantes, para que los hombres y las mujeres no necesiten comer carne. CMM 107.3
El Señor enseñará a muchos, en todas partes del mundo, a combinar frutas, granos y verduras para preparar comidas que sustentarán la vida y no traerán enfermedades. Aquellos que nunca han visto las recetas para preparar alimentos saludables que hay ahora en el mercado trabajarán inteligentemente, experimentando con los productos alimenticios de la tierra, y recibirán luz acerca del uso de estos productos alimenticios. El Señor les mostrará qué hacer. El que da habilidad y entendimiento a su pueblo en una parte del mundo dará habilidad y entendimiento a su pueblo en todas partes del mundo. Es su plan que los tesoros alimenticios de cada país sean preparados de tal manera que puedan ser usados en los países para los cuales son adecuados. Así como Dios dio maná del cielo para sustentar a los hijos de Israel, él dará a su pueblo, en diferentes lugares, habilidad y sabiduría para usar los productos de esos países en la preparación de alimentos que tomen el lugar de la carne. CMM 108.1
Estos alimentos deben ser producidos en los diferentes países, por-que transportarlos de un país a otro los encarece tanto que los pobres no pueden comprarlos, por falta de medios. No se podrá depender de los Estados Unidos de Norteamérica para suplir a otros países con ali-mentos saludables. Se encontrará mucha dificultad para distribuir los productos importados sin pérdida financiera. CMM 108.2
Todos los que trabajan con los alimentos saludables deben obrar abnegadamente para el beneficio de su prójimo. A menos que los hom-bres permitan que Dios guíe sus mentes, dificultades nunca oídas surgirán a medida que diferentes personas se empleen en este trabajo. Cuando el Señor le da a alguno habilidad y entendimiento, que él recuerde que su sabiduría no fue dada para su propio beneficio solamente, sino para que con ella pueda ayudar a otros. CMM 108.3
Ningún hombre debe pensar que él posee todo el conocimiento acerca de la preparación de alimentos saludables, o que él tiene el dere-cho exclusivo de usar los tesoros que el Señor tiene en la tierra y en los árboles en este trabajo. Ningún hombre debe sentirse libre para usar el conocimiento que Dios le dio en esta materia de acuerdo con su propio gusto. “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mat. 10:8). CMM 108.4
Es nuestra sabiduría preparar alimentos saludables, simples y ba-ratos. Mucha de nuestra gente es pobre, y debe proveerse alimentos saludables que puedan ser suministrados a un precio que ellos puedan pagar. Es el plan del Señor que la gente más pobre, en cada lugar, sea abastecida con alimentos saludables baratos. En muchos lugares han de establecerse industrias para la manufactura de estos alimentos. Lo que es una bendición para la obra en un lugar será una bendición en otro lugar donde el dinero es mucho más difícil de obtener. CMM 109.1
Dios está trabajando a favor de su pueblo. Él no quiere que esté sin recursos. Él lo está haciendo volver a la dieta dada originalmente al hombre. CMM 109.2
La dieta de su pueblo consiste en comidas hechas con los materiales que él ha provisto. Los materiales principalmente usados en estas comidas serán frutas, granos y oleaginosas, pero varias raíces también serán usadas. CMM 109.3
Las ganancias de estos alimentos deben venir principalmente del mundo, más que del pueblo del Señor. El pueblo de Dios tiene que mantener su trabajo; tiene que entrar en nuevos territorios y establecer iglesias. Sobre él está el peso de muchas empresas misioneras. Ninguna carga innecesaria debe ser puesta sobre él. Dios es una ayuda presente para su pueblo en todo tiempo de necesidad (El ministerio de la alimen-tación saludable, pp. 19, 20). CMM 109.4