Pastor A. T. Jones
Impreso en el Boletín Diario de la Conferencia General, 1º de febrero de 1893, pp. 87-94.
Se ha planteado la siguiente pregunta: MTA-1893 58.1
Pregunta: ¿Pueden los Estados negarse a acatar la decisión del Tribunal Supremo relativa a la Constitución nacional en lo referente a su implicación religiosa? MTA-1893 58.2
Pastor Jones: No pueden, y realmente no tienen necesidad alguna de hacerlo, dado que el propio Tribunal Supremo se ha alineado con los Estados. Ese ha sido el camino recorrido, y ahí está la perversidad del asunto. MTA-1893 58.3
Hoy comenzamos leyendo Apocalipsis 14:9: “Un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: ‘Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano’”. No es preciso añadir hoy mayor evidencia de que estamos viviendo en el tiempo del cumplimiento de ese versículo; al propósito, basta simplemente recordar los puntos que presentamos anoche. Tres evidencias que analizamos ayer nos llevan ineludiblemente a esa conclusión. Esa es ahora la advertencia que debemos dar al mundo. Y nadie puede dar el mensaje del tercer ángel a menos que lo presente precisamente tal como está redactado. ¿Cuál es la consecuencia de desoír el mensaje de ese versículo? –La ira de Dios sin mezcla de misericordia. Por lo tanto, ¿qué es lo próximo que viene al respecto? (me refiero a lo siguiente en la secuencia de eventos que cumplirán esa profecía) [Audiencia: “La ira de Dios”]. Así es. MTA-1893 58.4
Hemos llegado al fuerte pregón, ¿no es así? Estamos en esa parte de la profecía: en la imagen de la bestia. Hasta ahí se ha cumplido la profecía. Por supuesto, en el asunto de la imagen de la bestia quedan aún muchas cosas por venir en su cumplimiento pleno, pero todo lo que resta –persecuciones, milagros seductores, etc– no es más que la consecuencia de lo que se ha materializado ya: es simplemente el hablar y el obrar de la imagen que ya se ha constituido. No tenemos ahora que esperar ningún acontecimiento espectacular legislativo o gubernamental que cumpla esa parte de la profecía, puesto que la imagen ha sido ya establecida. Eso es asunto cumplido. Lo que venga en el futuro, en la legislación y en conflictos, luchas, revueltas y disturbios, junto a todo el mal que los acompaña, no es sino el resultado y consecuencia inevitable de lo anterior. ¿Qué es lo siguiente en la línea del cumplimiento de la profecía que está ante nosotros? Apocalipsis 14:9 y 10. [Audiencia: “La ira de Dios”]. Efectivamente. MTA-1893 58.5
Intentaré plantear la cuestión de otra manera, a fin de que se la comprenda mejor. ¿Hay algún tipo de legislación, alguna acción especial de este gobierno, que debamos esperar como siendo el previsto cumplimiento de la profecía respecto a la formación de la imagen de la bestia? ¿Qué es lo que hemos estado esperando todo este tiempo? Hemos estado esperando alguna legislación, algún movimiento o alguna acción del gobierno que signifique la imagen de la bestia. En eso hemos venido fijando nuestra atención todo el tiempo. ¿Continuamos ahora esperando eso mismo? [Audiencia: “Ya no más”]. Cierto. Bien; tras haberse cumplido ya, ¿acaso no está incluido en ello todo lo que pertenece a la imagen de la bestia? Todo lo que ha de seguir después respecto a la imagen de la bestia y a su obra, ¿qué es, sino la consecuencia de lo que tenemos ya ante nosotros? ¿No están incluidas desde el principio en la propia imagen las acciones que va a emprender dicha imagen? Por lo tanto, estando contenido en la propia imagen todo lo que ha de realizar en lo sucesivo, ¿cuál es el siguiente punto según el mensaje? [Audiencia: “Las siete últimas plagas”]. Exacto. Según la profecía, lo que sigue a la obra de la imagen de la bestia son las siete últimas plagas. MTA-1893 58.6
Reunamos ahora las tres cosas: estuvimos esperando que se formara la imagen de la bestia, posteriormente caerán las siete últimas plagas, y después la venida del Señor. La imagen de la bestia ya se ha formado, ¿no es cierto? La venida del Señor está en el futuro, pero las siete últimas plagas están entre ambas cosas. Por lo tanto, ¿cuál es el siguiente gran acontecimiento en la historia de este mundo, de la humanidad y de la salvación? Las siete últimas plagas. Siendo así, se impone que recapacitemos seriamente acerca del tiempo en el que estamos viviendo, ¿no os parece? Y ciertamente en cómo estamos viviendo. MTA-1893 59.1
Alguien en la audiencia: ¿Es necesario enmendar la Constitución? MTA-1893 59.2
Pastor Jones: ¡Para nada! No tenemos ya Constitución. Ha sido puesta a un lado. Se la ha apartado del camino. No podemos ahora recurrir a ella. ¿Qué podría conseguir una enmienda, en vista de lo sucedido? ¿No ve que se ha ignorado la Constitución? ¿Qué podría lograr una enmienda de la misma? MTA-1893 59.3
El pensamiento que quisiera ahora presentar ante vosotros, es que el próximo gran evento en la historia de este mundo y en la obra de la salvación, es lo que expone claramente el texto. Es inconfundible. Veámoslo de nuevo. Se espera que demos esta advertencia al mundo: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano”. Esa es la advertencia que hemos de dar. ¿En razón de qué se da la advertencia? [Audiencia: “del vino de la ira de Dios”]. ¿Qué es el vino de la ira de Dios? [Audiencia: “Las siete últimas plagas”]. Apocalipsis 15:1. ¿No resulta claro que las siete últimas plagas es lo siguiente tras la advertencia, y que dicha advertencia terminará en las siete últimas plagas? Ahora nos encontramos en el punto en el que comienza la advertencia con un fuerte pregón según las palabras del texto. Por lo tanto, ¿acaso no va a terminar en las siete últimas plagas lo que ahora ha comenzado y que está ante nosotros? [Audiencia: “Sí”]. Cuando haya concluido la obra de advertencia, ¿dónde nos encontraremos? [Audiencia: “En el derramamiento de las plagas”]. MTA-1893 59.4
¿Os satisface que sea así? ¿Os alegra saber que las siete últimas plagas sean lo siguiente en venir, tras haber dado al mundo la advertencia? [Audiencia: “Sí”]. Al ir a dar la última advertencia, ¿no os parece que debiéramos hacerlo teniendo presentes las plagas que están a punto de caer sobre aquellos a quienes hablamos? ¿No debiéramos nosotros mismos ser fieles a ese mensaje que estamos dando, si es que esperamos ser resguardados cuando caigan las plagas a las que hace referencia dicho mensaje? ¿Quién va a gozar entonces de la protección? –Los que lleven sobre sí el manto del Altísimo. Y ese manto es aquel del que habla el profeta Isaías: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios, porque me vistió con vestiduras de salvación,
me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10). Ese es el manto con el que Dios atavía a su pueblo, protegiendo a cada uno de la ira de Dios, ahora y por siempre. ¿Vistes ese manto de justicia? MTA-1893 59.5
Otra cuestión: nos enfrentamos a otro hecho tremendo, consistente en que si no se recibe ese mensaje que estamos ahora a punto de dar, lleva en él mismo la terrible consecuencia de que en tal caso se va a recibir el vino de la ira de Dios, de tal forma que al acabar la proclamación del mensaje, se derrama la ira de Dios. Estamos viviendo ante la realidad de ese hecho. Ya ha comenzado la obra que va a llevar a todos cara a cara con el hecho, tal cual está registrado. En consecuencia, ¿no va a recibir la reforma pro salud un poder que hasta ahora no había tenido? Cuando se dio al pueblo de Dios el mensaje de la reforma pro-salud, se dijo de él que haría posible que el pueblo estuviera preparado para la traslación. Ese es el significado de la reforma pro-salud. El asunto principal, el gran objetivo que Dios busca mediante la reforma pro-salud es la preparación de su pueblo para la traslación. Pero hemos de atravesar el tiempo de las siete últimas plagas antes de ser trasladados, y si nuestra sangre fuese impura y estuviera cargada de elementos nocivos, ¿prevaleceríamos en aquel tiempo en que hasta el propio aire estará contaminado? –No, ciertamente. MTA-1893 60.1
Lo anterior nos lleva cara a cara con la más solemne de las experiencias, ¿no os parece? Y con la más solemne de las verdades. Nos han sido presentados ya una buena cantidad de asuntos solemnes, y nos esperan todavía muchos otros más. Vivimos en el tiempo más solemne que jamás hayamos conocido. Tomémoslo en consideración. MTA-1893 60.2
Retengamos los puntos presentados en las charlas precedentes, los pensamientos profundos y las experiencias solemnes en las que nos hemos encontrado en nuestra profesión religiosa. Os pregunto cómo podríamos cada uno de nosotros hacer frente a esas experiencias si carecemos de la plenitud de Jesucristo. ¿Podría alguien explicarme cómo? [Audiencia: “Imposible”]. –Desde luego. Por lo tanto, permitámosle venir a nosotros en su plenitud, tan pronto como sea posible. Lo necesitamos en todo momento, y cada lección sucesiva hace más patente nuestra necesidad de él. MTA-1893 60.3
A fin de comprender mejor los otros dos puntos restantes para esta noche, es necesario que os presente en líneas generales el que será el próximo tema, relativo a las plagas. MTA-1893 60.4
La primera plaga cae “sobre los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen” (Apocalipsis 16:1-2). Es precisamente a ellos a quienes va dirigido el mensaje de advertencia. Sigue a continuación el resto de plagas, una tras otra en sucesión hasta la sexta, bajo la cual los espíritus de demonios reúnen “a los reyes de la tierra en todo el mundo … para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14-16). Es al venir el Salvador cuando se lucha esa batalla, ya que leemos: “vi a la bestia y a los reyes de la tierra y sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo y contra su ejército. La bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y habían adorado su imagen” (Apocalipsis 19:11 y 19-20). Por ese tiempo el séptimo ángel derrama su copa por el aire y sale una gran voz del santuario del cielo –desde el trono– diciendo: “¡Consumado es!” Entonces hay relámpagos, voces, truenos y un gran temblor de tierra: un terremoto tan grande cual no lo hubo jamás desde que los hombres existen sobre la tierra. Toda isla huye y los montes desaparecen. El cielo se repliega como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla son quitados de sus lugares (Apocalipsis 16:17, 18, 20; 6:14). Entonces “el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida” a la bestia y a su imagen (2 Tesalonicenses 2:8). Y el resto de los malvados que no lucharon en la batalla de Armagedón “fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo” (Apocalipsis 19:21). Esa espada que salía de la boca del que monta a caballo es el resplandor de la venida del Señor. MTA-1893 60.5
Así, los eventos que están directa e inseparablemente relacionados con el fin del mundo son precisamente los que seguirán a esa obra que no podemos dejar de hacer. Esa es hoy la realidad. MTA-1893 61.1
Hermanos, ¿creéis que vendrán las siete últimas plagas, tal como ha venido la imagen de la bestia? [Audiencia: “Sí”]. Estuvimos esperando que viniera la imagen de la bestia. Ya ha venido. ¿Qué podemos esperar ahora? –Las siete últimas plagas. ¿Creéis que se acerca el fin del mundo con sus siete últimas plagas, tan ciertamente como se ha formado la imagen de la bestia? [Audiencia: “Sí”]. ¿Creéis que al caer las siete últimas plagas viene el fin del mundo? [Audiencia: “Sí”]. Siendo así, esas cosas significan mucho para nosotros en el tiempo presente. MTA-1893 61.2
Dejemos aquí este punto por ahora, y dirijamos nuestra atención a otro asunto en relación con el gobierno y con las consecuencias inevitables de lo que ha hecho. Me refiero a las consecuencias para el propio gobierno. MTA-1893 61.3
Comencemos por Hechos 17:26-27. Pablo está llamando la atención de las personas a Dios, y declara: “De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación”. Dios hizo esa nación de seres humanos para que morasen en toda la faz de la tierra, y asignó el tiempo y los límites de la habitación al pueblo que componía esa nación, señalándole un determinado espacio. Dios concedió a esa nación un tiempo. ¿Con qué propósito? “Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”. ¿Para que busquen a Dios, en cuyo caso quizá lo pudieran encontrar? –No. No hay “quizá” al respecto. Si lo buscan, ¿qué sucederá? –Que lo encontrarán. Quien lo busca, lo halla. MTA-1893 61.4
Del cuarto capítulo de Daniel aprendemos que Dios está por encima de los reinos, y los da a quien quiere. El propósito de Dios respecto a las naciones es que lo busquen a él. Por consiguiente, cuando una nación rechaza al Señor, ¿qué utilidad tiene? –Ninguna. Ahora, ¿rechazará el Señor a una nación por tanto tiempo como esta lo busque? –No lo hará. ¿Cortará a una nación mientras en ella haya gente que busque al Señor? –No. No lo hizo antes del diluvio. Tampoco en Sodoma y Gomorra. De haber hallado a diez personas que buscaran al Señor en Sodoma y Gomorra, no las habría destruido. Pero no pudo encontrar ni siquiera a diez. MTA-1893 61.5
Cuando hizo la promesa a Abraham, le dijo: “Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años. Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez. Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo” (Génesis 15:13-16). ¿Había dispuesto Dios límites para su habitación? –Ciertamente. ¿Con qué propósito? –Para que buscaran al Señor. Por tanto tiempo como buscaran al Señor, conservarían ese lugar que él les había asignado. Dios no daría esa tierra a Abraham, su amigo, ni a la simiente de Abraham, por tanto tiempo como hubiera personas allí que buscaran al Señor. El pueblo de Dios no podría ocupar aquel territorio hasta que hubiera llegado a su colmo la maldad del amorreo. Ahora bien, una vez alcanzado ese punto, no tendría más sentido que siguieran ocupando la tierra. MTA-1893 61.6
Cuando Dios establece un pueblo en la tierra a fin de que busque al Señor, y ese pueblo se niega a buscarlo, ¿de qué sirve que siga allí? Permitirles que sigan ocupando la tierra significaría solamente la perpetuación de su iniquidad. En consecuencia, el Señor introdujo allí su pueblo en aquel tiempo, y expulsó a los amorreos. Ahora bien, su pueblo hizo exactamente lo que se le dijo que no hiciera. Entonces la tierra los expulsó de allí, entregándolos en manos del rey de Babilonia. MTA-1893 62.1
[Dios] había establecido Babilonia con un propósito, señalando los límites de su habitación. ¿Qué esperaba con ello? –Que buscara al Señor. Nabucodonosor lo hizo en su día, proclamando la existencia, la gloria y el honor del Señor a todas las naciones de la tierra. Recordad cómo lo expresa el capítulo cuatro de Daniel: “Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo”, y a continuación relató su experiencia. Veamos los términos de su proclamación: MTA-1893 62.2
“Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son sus señales y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno; su señorío, de generación en generación”. MTA-1893 62.3
El Señor había dicho a Nabucodonosor que le había dado todas aquellas tierras y naciones. Debían servirle a él, a su hijo y al hijo de su hijo hasta que llegara el tiempo de su habitación. Entonces, ¿qué sucedería? Que muchas naciones se servirían de él. Dios había determinado el tiempo y la extensión de su habitación, de forma que al llegar ese tiempo muchas naciones se servirían de Babilonia. MTA-1893 62.4
A Nabucodonosor lo sucedió su hijo, y después su nieto Belsasar, quien, en lugar de buscar y honrar al Señor, tomó los vasos de la casa del Señor y los empleó en sus fiestas lascivas, dando así completamente la espalda a Dios. Entonces, ¿qué utilidad tenía para el Señor aquella nación? –Ninguna. En aquella misma hora aparecieron en presencia del rey los dedos de una mano humana escribiendo en la pared. Este era el significado de las palabras escitas: “Contó Dios tu reino y le ha puesto fin”. “Pesado has sido en balanza y hallado falto”. “Tu reino ha sido roto y dado a los Medos y a los Persas”. MTA-1893 62.5
Dios suscitó entonces a los Medos y a los Persas. ¿Buscaron ellos a Dios? Dios había llamado a Ciro por su nombre antes de que este apareciera en escena. Por entonces Ciro no conocía al Señor. Dios había dicho: “Te llamé por tu nombre; te puse un nombre insigne, aunque no me has conocido”. Ciro encontró al Señor y proclamó su nombre a todas las naciones. El profeta de Dios en Jerusalem dio a conocer a Ciro esa palabra de Dios relativa él. Ved en Esdras 1:1-3 con qué resultado: MTA-1893 62.6
“En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra de Jehová anunciada por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual hizo pregonar este decreto de palabra y también por escrito en todo su reino:
‘Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén’”. MTA-1893 62.7
Ciro encontró al Señor y lo proclamó a todas las naciones de la tierra. Algo así había sucedido ya antes que llegara Ciro. Darío fue quien sucedió a Belsasar. Leemos en Daniel 6:26-27 lo que hizo Darío: “De parte mía es promulgada esta ordenanza: ‘Que en todo el dominio de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel. Porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, su reino no será jamás destruido y su dominio perdurará hasta el fin. Él salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones”. MTA-1893 63.1
La anterior es una espléndida proclamación de Dios, de su gloria y poder. ¡Se diría que son las propias palabras de Daniel! Así, los Medos y los Persas buscaron y encontraron al Señor. Pero en el capítulo 11 de Daniel leemos: “También yo [el ángel Gabriel] en el primer año de Darío, el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo. Ahora yo te mostraré la verdad. Aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas, más que todos ellos. Este, al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia. Se levantará luego un rey valiente, que dominará con gran poder y hará su voluntad. Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo”. MTA-1893 63.2
Se trata de Grecia. En Daniel 10:20 leemos: “¿Sabes por qué he venido a ti? [Gabriel] Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá”. MTA-1893 63.3
El ángel permanecería allí por tanto tiempo como fuera bienvenido. Cuando llegara el tiempo en que no quisieran buscar más al Señor, el ángel partiría. Pero al irse el ángel también se iría Persia. Y vendría Grecia. ¿Con qué propósito estableció el Señor a Grecia? –Para que buscara al Señor. Leemos en Daniel 8:21-23: MTA-1893 63.4
“El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. En cuanto al cuerno que fue quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él. Al fin del reinado de estos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey
altivo de rostro y entendido en enigmas”. MTA-1893 63.5
Veis que vez tras vez las naciones caen cuando la transgresión alcanza su límite. Y los transgresores llegan a ese límite cuando se disponen en contra del Señor. Es al cumplirse la medida de su iniquidad cuando a las naciones les sucede otro reino. Así, podéis ver que en ese versículo está contenida toda la filosofía del asunto: Dios establece naciones a fin de que lo busquen, y cuando estas rehúsan buscar al Señor y deciden darle la espalda, lo siguiente que sucede es que esas naciones desaparecen del mundo. Es así de simple. MTA-1893 63.6
Roma fue la nación que sucedió a Grecia. Cristo vino en los días de Roma, a quien fue predicado el evangelio de Cristo por más corrompida que estuviera. Roma llegó a ser una iglesia apóstata que, mientras profesaba el cristianismo como una forma exterior, recurría al poder del gobierno romano para obligar a las personas a que aceptaran la religión de Roma, forzándolas así a desobedecer a Dios. ¿Qué sucedió entonces al gobierno de Roma? –Que fue barrido de la tierra. MTA-1893 63.7
Malo como era el gobierno en los días de Tiberio, de Claudio y de Nerón, Dios predicó el evangelio a Roma y llevó a multitud de almas a la luz y el conocimiento del evangelio. El apóstol Pablo predicó el evangelio al propio Nerón en dos ocasiones. Le fueron presentadas las glorias del cielo. Pero cuando el evangelio resultó pervertido de la forma en que lo fue, viniendo a ser una tapadera para justificar la iniquidad, y en lugar de buscar realmente al Señor pervirtieron los mismos medios por los que Dios estaba ofreciendo la salvación, ¿qué podía hacer el Señor por un pueblo como aquel? El evangelio es el único medio por el que Dios puede salvar a una persona. Pero cuando se tergiversa el evangelio y se lo emplea como una tapadera para la maldad, ¿cómo puede salvar el Señor a quien hace tal cosa? Nada queda ya que pueda impresionarlo. MTA-1893 64.1
En vista de lo que hizo en Roma el poder de una iglesia apóstata, ¿podía permanecer por más tiempo? Tenía que ser barrida de la tierra. Y esta nación [Estados Unidos] ha incurrido en el mismo tipo de iniquidad. Se trata de apostasía. Las iglesias han dejado a Dios y han recurrido al poder de este gobierno, quien se ha vendido a ellas y ahora compele a las personas a que deshonren a Dios. ¿Qué es, entonces, lo que espera a esta nación? [Audiencia: “la destrucción”]. Sí, pero antes de que Dios la derribe, enviará un mensaje a todo el que quiera ser salvo. ¿Cuál es ese mensaje? [Audiencia: “el mensaje del tercer ángel”]. Así es. ¿No nos confronta eso cara a cara con el hecho de que el mensaje del tercer ángel, tal como está escrito, es todo cuanto tenemos que dar, y que lo hemos de hacer llegar a todo el que vaya a escapar de la ruina que se cierne sobre esta nación devota que ha terminado siendo seducida y secuestrada por una iglesia que hace profesión de protestantismo? MTA-1893 64.2
Lo que sigue es el fin del mundo. ¿No nos centra eso, no nos lleva cada día y cada hora a los eventos que han de desembocar en el fin del mundo? ¿Os parece difícil hacer que lo vean los habitantes de la tierra? ¿Es difícil señalarles lo que sucedió a las naciones que nos precedieron? ¿Será difícil hacer ver a los propios mundanos que aquí existe una unión de Iglesia y Estado: que la iglesia ha tomado cautivo al gobierno de Estados Unidos? ¿Ha de resultar difícil hacerles ver eso? Hermanos, si nos acompaña el poder de Dios y presentamos claramente ante las personas los hechos tales como son, explicándoles a continuación a dónde van a llevar, eso les hará pensar. MTA-1893 64.3
Hermanos, hay más poder, más poder convincente y motivador en la simple declaración –por la fe en Dios– de las consecuencias de esos asuntos como un hecho cierto, que en toneladas de argumentación. Señalemos esas cosas que están a la vista de todos y llamémosles la atención a ellas, mostrándoles cuál será el futuro. Y digámosles en el temor de Dios –mediante la gracia y poder que nos los otorga– las cosas que están por venir. Hagámoselas saber mediante los hechos objetivos, con fervor y devoción por Dios. Que quienes nos oigan estén seguros de que nosotros mismos creemos firmemente en ello, y eso traerá mayor convicción que la argumentación doctrinal. Prediquemos el mensaje tal cual es hoy. MTA-1893 64.4
Veamos ahora otro pensamiento: Dios tenía una iglesia en el mundo y una nación en la antigüedad, ¿no es así? Cristo vino a esa iglesia y a esa nación. Predicó el evangelio de Dios, revelado en sus principios vivientes; el misterio de Dios; Dios con los hombres; Dios en carne; Dios en el hombre, la esperanza de gloria. Les reveló eso, pero no quisieron recibirlo; lo rechazaron. Decidieron matarlo; lo persiguieron ante Pilato por blasfemia, pero este no podía condenarlo judicialmente a cuenta de una blasfemia, puesto que esa era una ofensa solamente para la ley judía. En consecuencia, Pilato les dijo: “Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley”, a lo que ellos replicaron: “Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir”. Sin embargo, no podían ejecutarlo en ausencia de una orden del imperio romano. Pilato preguntó: “¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?” Respondieron: “¡Crucifícale!” Pilato les preguntó entonces: “¿A vuestro Rey he de crucificar?”, a lo que respondieron: “¡No tenemos más rey que César!” MTA-1893 64.5
¿No rechazaron con ello al Señor de la forma más absoluta, para alistarse con César? Tuvieron que asociarse a César para poder luchar contra la verdad de Dios; de lo contrario les habría sido imposible. Cuando le dieron la espalda a Dios y lo rechazaron de forma deliberada, acogiéndose en su lugar a César por rey, se estaban aliando con un poder terrenal ante la presencia del poder de Dios. ¿Qué más podía hacer el Señor por ellos como pueblo, como iglesia, como nación? –Nada. Había personas en la nación, en la iglesia, que temían a Dios y no se implicaron en eso, pero los representantes de la nación, los hombres que representaban la iglesia, eran responsables. Se alistaron con César, y alistaron a la nación e iglesia con César, dando la espalda a Dios. Siendo así, el Señor no podía hacer nada más en favor de ellos como nación e iglesia. Todo cuanto podía hacer, antes que la ruina absoluta e inevitable la barriera del mundo, era llamar a que salieran de ella todos los que quisieran recibirlo. En consecuencia, envió su mensaje, su evangelio, a la gente de su día, y hubo muchos que salieron de esa iglesia apóstata para aceptar el conocimiento de Dios. De entre ellos llamó a un pueblo para [representar] su nombre. Mediante el evangelio que Cristo hizo llegar a aquella iglesia apóstata, los que habían de ser salvos se separaron para reunirse; entonces el Señor les dio una advertencia instruyéndoles acerca de cómo debían huir cuando todo el sistema resultara destruido. MTA-1893 65.1
La predicación del evangelio se extendió de ese modo, pero estas profecías afirman: “ya está en acción el misterio de la iniquidad”; “de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos”. En Romanos 1:8 leemos que la fe genuina de la iglesia en Roma se divulgó “por todo el mundo”, lo que permitió que más tarde, cuando tomó el camino de la apostasía, su fama se conociera igualmente por todo el mundo. La iglesia apóstata se opuso al sábado del Señor y se determinó a destruirlo, poniendo en su lugar un sábado falso, pero no pudo hacerlo por ella misma. ¿Qué tuvo que hacer? –Juntarse con César. La iglesia apóstata, a fin de deshacerse del sábado del Señor, procedió de la misma forma en que lo había hecho la nación judía para desechar a Cristo, el Señor del sábado. Eso la convirtió en el misterio: Babilonia la grande. Esto es lo siguiente que se dice de ella: “En su frente tenía un nombre escrito, un misterio: ‘Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra’”. Tal es la iglesia de Roma. MTA-1893 65.2
Más tarde vino la Reforma. Mediante Lutero y otros después de él, Dios llamó a la gente a salir de Roma. Pero siguiendo el ejemplo de su madre, cada una de esas iglesias acabó juntándose con César toda vez que tenía la ocasión de hacerlo, con excepción de la iglesia Bautista en Rhode Island. Todo el resto se unieron con César según el ejemplo de su madre, constituyéndose así en sus hijas. Se levantó entonces la nueva república, y mediante su total separación entre la iglesia y el Estado estableció un nuevo orden de cosas, que es precisamente el orden que el Señor prescribe para el gobierno. Así, mediante sus principios fundacionales y gubernamentales, esta nación repudió cualquier tipo de unión entre las iglesias y el Estado. Se mantuvo así hasta 1892. Pero en ese año las profesas iglesias protestantes en los Estados Unidos siguieron el ejemplo de la apostasía original de la iglesia de Roma, y a fin de deshacerse del sábado del Señor y exaltar en su lugar el falso sábado, esas iglesias su unieron al poder terrenal, al reino de los hombres: a César. Volvieron sus espaldas al Señor; lo abandonaron y se juntaron con otro. Dejaron el poder de Dios y pusieron su confianza en el poder de los hombres y en el gobierno terrenal. Estas profesas iglesias protestantes de Estados Unidos han dado la espalda al Señor y se han juntado con César, tan ciertamente como lo hizo antes que ellas la iglesia judía y la iglesia romana, y por las mismas razones y con el mismo propósito. ¿Qué viene después? Eso las hace hijas de Babilonia tan ciertamente como la primera gran apostasía convirtió a Roma en Babilonia la madre. Incluso lo han llegado a reconocer explícitamente. “La Iglesia Católica, la madre de todas nosotras”, y “La Iglesia Protestante Episcopal, la hija bella de una bella madre”, es lo que publicó una importante revista presbiteriana, según un artículo escrito por un “Doctor of Divinity” hace ya algún tiempo; y nadie entre ellos lo ha negado jamás, hasta donde he sido capaz de leer u oír. MTA-1893 65.3
Ellos lo afirman, y es cierto. Hasta ahora esas iglesias no se habían unido con los poderes de la tierra. Transitaban multitud de malos caminos; estaban haciendo muchas cosas que no armonizaban con el evangelio; se habían separado de Cristo; pero una esposa puede abandonar a su marido sin juntarse con otro hombre, en cuyo caso cabe aún la esperanza de que regrese. Pero una vez que se ha juntado con otro hombre, ¿qué esperanza queda? –Se fue para siempre. Es ciertamente adúltera. No se la puede recuperar. Aunque se habían separado de Cristo, no obstante, no se habían juntado con otro hasta 1892. Entonces lo hicieron deliberadamente al unirse con el gobierno de los Estados Unidos y al echar mano del poder de esta nación. La convirtieron en su esposo; dependieron de él como fuente de auxilio en lugar del Señor. ¿No son acaso esas iglesias tan ciertamente apóstatas como la propia iglesia papal cuando hizo lo mismo? ¿Acaso no se ha completado Babilonia la madre y las hijas? ¿De quién es madre? “Madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17:4-5). Por lo tanto, son sus hijas, tal como ellas mismas han afirmado y ninguna de ellas ha negado. MTA-1893 66.1
¿Qué puede venir a continuación? “Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria. Clamó con voz potente, diciendo: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible, porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con el poder de sus lujos sensuales’. Y oí otra voz del cielo que decía: ‘¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!, porque sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades’”. MTA-1893 66.2
Observad la séptima plaga: “El séptimo ángel derramó su copa por el aire. Y salió una gran voz del santuario del cielo, desde el trono, que decía: ‘¡Ya está hecho!’ Entonces hubo relámpagos, voces, truenos y un gran temblor de tierra: un terremoto tan grande cual no lo hubo jamás desde que los hombres existen sobre la tierra. La gran ciudad se dividió en tres partes y las ciudades de las naciones cayeron. La gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira”. MTA-1893 66.3
Por lo tanto, ¿dónde estamos en ese proceso?, ¿qué ha de sobrevenir a Babilonia? –Los juicios de Dios. Según las propias palabras del mensaje, lo siguiente son las siete últimas plagas, una vez cumplida nuestra obra asignada. MTA-1893 67.1
En consistencia con el devenir de la historia y según la forma en que Dios actúa con las naciones, la nuestra está hoy exactamente allí donde estuvieron las naciones precedentes en el mundo cuando dieron la espalda a Dios y se determinaron a no buscarlo ya más. Sabemos qué les sucedió. La ruina acecha a esta nación tan ciertamente como sobrevino a todas aquellas naciones. Y la influencia de esta nación se extiende a todo el mundo. MTA-1893 67.2
Por lo tanto, al venir la ruina sobre esta nación, lo hará igualmente sobre todo el mundo. Siendo que esas iglesias que debían invitar a la gente y a las naciones a que buscaran al Señor han seguido el ejemplo de la apostasía, abandonando al Señor y enseñando a las personas a que dependan del poder terrenal, ¿qué utilidad tienen en el mundo? –Ninguna. ¿A qué están abocadas, entonces, esas iglesias? –Únicamente a la destrucción mediante los juicios de Dios. Pero hay en ellas personas del pueblo de Dios, y antes de la caída y ruina finales los llamará a que salgan de ellas. Tal es el llamado del mensaje del tercer ángel, o fuerte pregón del mensaje del tercer ángel. ¿En qué punto estamos entonces, hermanos? –En el fuerte pregón. Por lo tanto, que se oiga esa voz poderosa. MTA-1893 67.3
Así, esta noche aparecen marcadas tres líneas distintas ante nosotros, tan nítidas como las de anoche, que nos llevan inevitablemente –y al pie de la letra– al mensaje del tercer ángel. MTA-1893 67.4
Leeré un pasaje que se corresponde perfectamente con el que leímos anoche: MTA-1893 67.5
“Cuando el pueblo de Dios humille su alma ante él, buscando individualmente el Espíritu Santo de todo corazón, se oirá de labios humanos un testimonio como el que presentan las Escrituras: ‘Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria’” (GCDB, 31 enero 1893). MTA-1893 67.6
Leeré ahora el otro pasaje, el que se corresponde con este: MTA-1893 67.7
“Jesús desea conceder la dotación celestial a su pueblo en gran abundancia. Están ascendiendo a Dios continuamente oraciones pidiendo el cumplimiento de la promesa, y no se pierde ni una de las peticiones elevada con fe. [Oraciones ascendiendo continuamente: ¿están las vuestras entre ellas?] Cristo ascendió a lo alto. Llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Cuando, tras la ascensión de Cristo, descendió el Espíritu según estaba prometido, como viento poderoso que llenó totalmente el sitio donde se encontraban reunidos los discípulos, ¿cuál fue su efecto? Miles se convirtieron en un día. Ha sido nuestra enseñanza y anhelo que descienda un ángel del cielo a fin de que la tierra sea alumbrada por su gloria. Entonces veremos una cosecha de almas similar a la que hubo en el día de Pentecostés. MTA-1893 67.8
Pero ese ángel no trae un mensaje dulce y suave, sino palabras calculadas para remover los corazones hasta lo profundo. Se representa a ese ángel clamando con poder y a gran voz, diciendo: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible’. ‘¡Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!’ Como agentes humanos, ¿estamos dispuestos a cooperar con los instrumentos divinos en la proclamación del mensaje de ese ángel poderoso que ilumina la tierra con su gloria?” (GCDB, 1 febrero 1893). MTA-1893 67.9
¿En qué punto estamos? –En el fuerte pregón del tercer ángel. Ese mensaje ha de llamar a los que son pueblo de Dios a que salgan de Babilonia. Lo da un ángel que desciende con gran poder. ¿No nos emplaza eso cara a cara frente a la necesidad que tenemos de ser revestidos del poder celestial que trae el Espíritu Santo? ¿No es ese el punto en el que estamos? [Audiencia: “Sí”]. Bien, pues mantengámonos en él, hermanos. Perseveremos, pidiendo ese poder y dependiendo sólo de él cuando venga. MTA-1893 68.1