El pastor Turner comenzó a enseñar esta doctrina de “no hay más misericordia” en Paris, Maine, y por un tiempo breve tuvo bastantes seguidores en esa región del país. Como había una puerta de acceso cerrada tan completamente a las personas fuera de los adventistas, fueran profesos o no profesos, muchos en forma bastante natural se acercaron al punto de vista de Turner sobre el tema. GMA 180.1
Para que no se entienda mal el término adventistas, de aquí en adelante hablaremos de esta gente como Adventistas del Primer día; y fueron muchos de este grupo los que aceptaban los conceptos del Sr. Turner. No habían visto ni oído todavía la verdad del sábado, ni habían oído el mensaje del tercer ángel. De ellos habla la Sra. White en una de sus publicaciones: GMA 180.2
“Después que transcurriera la fecha en que se esperaba al Salvador, siguieron creyendo que su venida estaba cercana; sostenían que habían llegado a una crisis importante, y que había cesado la obra de Cristo como intercesor del hombre ante Dios... Habiendo proclamado la proximidad del juicio, consideraban que había terminado su labor para el mundo, y no sentían más la obligación de trabajar por la salvación de los pecadores, en tanto que las mofas atrevidas y blasfemas de los impíos les parecían una evidencia adicional de que el Espíritu de Dios se había retirado de los que rechazaran su misericordia. Todo esto les confirmaba en la creencia de que el tiempo de gracia había terminado, o, como decían ellos, ‘la puerta de la misericordia estaba cerrada’… Aunque esto no lo comprendieron al principio los adventistas, les resultó claro después”.15El Conflicto de los Siglos, pp. 482, 484. GMA 180.3
En esta cita la Sra. White declara la posición tomada por los Adventistas del Primer Día. No sugiere que ella creía eso. Como se mostró arriba, la doctrina fue enseñada primero por Joseph Turner, en Paris, Maine. La Sra. White (entonces Srta. Harmon) se encontró con Joseph Turner en el lugar mencionado a principios de la primavera de 1845, y le oyó afirmar su doctrina de “no más trabajo manual para los adventistas, y no más misericordia para los pecadores”, y claramente le dijo que “enseñaba una doctrina falsa; que todavía había misericordia para los pecadores, y para aquellos que habían rechazado la verdad por no haberla comprendido”. GMA 180.4