Uno de los primeros puntos para ser considerados en establecer el orden entre nuestro pueblo, en armonía con los testimonios ya citados, era algún modo de reconocer a quienes predican el mensaje. Desde 1850 hasta 1861 el plan adoptado para los ministros que habían demostrado su don, y estaban evidentemente aprobados por Dios, y en armonía con toda la obra, era el de dar una tarjeta que los recomendaba a la comunión del pueblo de Dios en todas partes, y que sencillamente afirmaba que estaban aprobados en la obra del ministerio del evangelio. Estas tarjetas estaban firmadas y fechadas por dos de los ministros líderes, conocidos por nuestro pueblo como líderes de la obra. GMA 290.7