En el capítulo anterior vimos cómo se obtuvo el conocimiento con respecto a la terminación del período de 2.300 días, y que se extendió hasta “la hora de su juicio”. En la parábola aquí introducida somos llevados al momento designado por el Señor para que esta parábola y el mensaje del “juicio” sean proclamados al mundo. Después de hablar de la gran “tribulación” que iba a venir sobre su pueblo que sería “acortada”, el Salvador dijo: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo”.3Mateo 24:29, 30. GMA 72.3
Noten, no dice que la última señal mencionada es una señal de su venida; sino una señal de que el Hijo del Hombre está allí, se lo ve venir. Los eventos dados en este texto como señales sobre las cuales basar la fe en su pronta venida son las señales en el sol, la luna y las estrellas. Los otros eventos que siguen suceden en conexión con su venida real en las nubes del cielo. Así que inmediatamente después de la tercera de estas señales –la de las estrellas− viene el tiempo en que el Señor levanta sus maestros para enseñar que la venida de Cristo está a las puertas. GMA 73.1
Ahora, en cuanto al tiempo de la aparición de estas señales: El sol había de oscurecerse inmediatamente después de la tribulación.4Mateo 24:29. Según registra Marcos, había de ser “en aquellos días, después de aquella tribulación”.5Marcos 13:24. Nuestro Salvador había dicho que los días serían acortados. Por el decreto de María Teresa, y las Actas de Tolerancia de 1773 a 1776, la furia de la persecución contra la iglesia se acortó. Aunque el poder perseguidor retuvo el control del brazo civil hasta 1798, sus persecuciones concluyeron alrededor de 1773. Comparar las declaraciones del Salvador pondría la primera de estas señales entre 1773 y 1798. GMA 73.2