La obra espiritual de nuestros sanatorios no debiera ponerse bajo el control de los médicos. Esta obra requiere reflexión y tacto, y un amplio conocimiento de la Biblia. Debiera buscarse para nuestros sanatorios a pastores que posean estas calificaciones. Debieran de elevar la norma de la temperancia desde un punto de vista cristiano y demostrar que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y hacer comprender a la gente la responsabilidad que tienen como posesión adquirida por Dios, de convertir la mente y el cuerpo en un templo santo, adecuado para la morada del Espíritu Santo.—Testimonies for the Church 7:75 (1902). CSI 290.3