La dirección de una institución tan grande e importante como un sanatorio, necesariamente abarca una gran responsabilidad, tanto en los asuntos temporales como espirituales. Es de la mayor importancia que este asilo para los enfermos del cuerpo y de la mente sea de tal naturaleza que Jesús, el poderoso Sanador pueda presidir entre ellos, y que todo lo que se hace se haga bajo el control de su Espíritu. Todos los que se relacionan con esta institución debieran estar calificados para cumplir fielmente las responsabilidades que Dios les ha dado. Debieran cumplir hasta los deberes más pequeños con tanta fidelidad como la que dedican a los asuntos de mayor importancia. Todos debieran estudiar con oración la forma como pueden llegar a ser más útiles a fin de convertir este retiro para los enfermos en una empresa de gran éxito. CSI 395.1
No comprendemos con cuánta ansiedad los pacientes afectados por diversas enfermedades vienen al sanatorio, todos ellos deseando encontrar ayuda, pero algunos con dudas y desconfianzas, mientras que otros vienen llenos de confianza en que serán aliviados. Los que no han visitado la institución observan con interés toda manifestación de los principios que sus administradores han adoptado. CSI 395.2
Todos los que profesan ser hijos de Dios debieran recordar constantemente que son misioneros, al llevar a cabo sus labores que los ponen en contacto con todas clases de mentes. Se encontrarán con gente refinada y vulgar, con humildes y orgullosos, con religiosos y escépticos, con gente confiada y sospechosa, con liberales y avaros, con los puros y los corrompidos, con los educados y los ignorantes, con los ricos y los pobres; en realidad, casi todos los grados de carácter y condición se encontrarán entre los pacientes del sanatorio. Los que vienen a este lugar, lo hacen porque necesitan ayuda; por eso, cualquiera que sea su condición, reconocen que no pueden ayudarse a sí mismos. Estas mentes de diversas clases no se pueden tratar de la misma forma; y sin embargo, todas estas personas, ya sean ricas o pobres, encumbradas o humildes, dependientes o independientes, necesitan bondad, simpatía y amor. Mediante la relación con los demás, nuestras mentes debieran recibir pulimiento y refinamiento. Dependemos unos de otros, y nos encontramos estrechamente vinculados por la fraternidad humana.*[Testimonies for the Church 4:554-562 (1881).] CSI 395.3
El cielo hizo que uno de otro dependiera,
Un amo, un siervo, o un amigo,
Se apoyan unos en otros en busca de ayuda,
Hasta que la debilidad de uno se convierte en la fortaleza de todos. CSI 396.1