Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despierten y comprendan su responsabilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades. Los que han sido alumbrados por la verdad deben ser portaluces para el mundo. En el tiempo actual, ocultar nuestra luz sería una gravísima falta. El mensaje que Dios dirige a su pueblo hoy es éste: “Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Isaías 60:1. CSI 422.1
Por todas partes se ven personas que han tenido mucha luz y conocimiento elegir voluntariamente el mal antes que el bien. No tratan de reformarse, y empeoran de día en día. Mas los hijos de Dios no deben vivir en las tinieblas. Como reformadores, deben andar en la luz. CSI 422.2
La obra médica misionera abrirá muchas puertas delante del verdadero reformador. No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que estemos podemos empezar inmediatamente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos el trabajo del cual somos responsables, la obra que debe hacerse en nuestra casa y en nuestro vecindario. No esperemos a que se nos inste a obrar. Con temor de Dios, echemos mano a la obra sin dilación, acordándonos de nuestra responsabilidad personal delante de Aquel que dio su vida por nosotros. Obremos como quienes oyen a Cristo llamarlos personalmente a hacer cuanto sea posible para servirle. No miremos en derredor nuestro para ver quiénes más están listos. Si somos verdaderamente consagrados, Dios traerá a la verdad, por nuestro ministerio, a otras personas de las que podrá servirse para comunicar la luz a buen número de aquellos que andan a tientas en las tinieblas.*[Joyas de los Testimonios 3:102-107, 422 (1902).] CSI 422.3