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Ejemplo del médico misionero CSI 527

En los días de Cristo no había sanatorios en la Tierra Santa. Pero dondequiera que fuera el Gran Médico, llevaba consigo la eficacia sanadora que producía la curación de todas las enfermedades, espirituales y físicas. El la impartía a los que se encontraban bajo el poder aflictivo del enemigo. En todas las ciudades, los pueblos y las aldeas por los que pasaba, con la solicitud de un padre amante, colocaba sus manos sobre los afligidos, los sanaba y les hablaba palabras de la más tierna simpatía y compasión. ¡Cuánto apreciaban ellos esas palabras! De él fluía una corriente de poder sanador que restauraba a los enfermos. Sanaba a hombres y mujeres sin vacilación y con gran gozo, porque se alegraba de poder restaurar la salud a los enfermos. CSI 527.1