En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Muchos alababan a Dios. Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un espíritu de adoración como lo hubo antes del gran día del Pentecostés. Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios recibían grandes bendiciones. Oí las alabanzas y las acciones de gracia: parecía una reforma análoga a la reforma de 1844. CSI 582.1
Sin embargo, algunos rehusaban convertirse; no estaban dispuestos a andar en las sendas de Dios, y cuando se hacía un pedido de ofrendas voluntarias para el adelanto de la obra de Dios, se aferraban egoístamente a sus bienes terrenales. Esas personas avarientas se separaron de la compañía de los creyentes.—Testimonies for the Church 9:126 (1909). CSI 582.2