No siempre es lo más juicioso negarse a emprender algo que demande grandes gastos porque no se dispone del dinero necesario para terminar el negocio. En la edificación de su obra, el Señor no allana siempre el camino delante de sus siervos. A veces prueba la confianza de su pueblo haciéndole avanzar por fe. A menudo lo pone en situaciones difíciles y críticas, y le ordena avanzar cuando ya sus pies parecen tocar las aguas del mar Rojo. Es en ocasiones semejantes, mientras sus siervos elevan oraciones a él con fervor y fe, cuando él abre la vía delante de ellos y los conduce a lugares espaciosos. CMC 291.1
El Señor quiere que su pueblo actual esté convencido de que hará por él cosas tan grandes como las que hizo en favor de los hijos de Israel durante su viaje de Egipto a Canaán. Debemos tener una fe educada, que no vacile en seguir las instrucciones del Señor en los momentos difíciles. “¡Adelante!” Tal es la orden que Dios da a su pueblo. CMC 291.2
La ejecución de los planes del Señor exige fe y gozosa obediencia. Cuando él señala la necesidad de establecer la obra en lugares donde podrá ejercer influencia, se debe andar y obrar por la fe. Por su conducta piadosa, su humildad, sus oraciones y esfuerzos fervientes, los hermanos deben luchar por inducir a la gente a apreciar la buena obra que el Señor ha establecido en su medio. Era propósito del Señor que el sanatorio de Loma Linda pasase a ser propiedad de nuestro pueblo; y lo realizó en un momento cuando los torrentes de las dificultades desbordaban de su cauce. CMC 291.3
Cuando se trata de atender a los intereses personales, los hombres pueden seguir su propio juicio. Pero el llevar adelante la obra del Señor en la tierra es asunto enteramente distinto. Cuando él indica que la compra de una propiedad determinada es necesaria para el progreso de su causa y la edificación de su obra, ya se trate de un sanatorio, de una escuela o de cualquier otra institución, él hará su adquisición posible si los que tienen experiencia muestran su fe y su confianza en sus planes, y obran con prontitud para aprovechar las ventajas que Dios les señala. Si bien no debemos procurar arrebatar la propiedad de nadie, debemos, sin embargo, ver y aprovechar con prontitud las ventajas cuando ellas se nos ofrecen, a fin de poder hacer planes para la edificación de la obra. Después de esto, debemos dedicar todas nuestras energías a obtener del pueblo de Dios ofrendas voluntarias para sostener esas nuevas instituciones.—Joyas de los Testimonios 3:419, 420. CMC 291.4