Las verdades más solemnes que alguna vez se hayan confiado a los mortales nos han sido dadas para que las proclamemos al mundo. La divulgación de estas verdades constituye nuestro trabajo. El mundo tiene que ser amonestado y el pueblo de Dios debe ser fiel a la comisión que se le ha dado. Sus integrantes no deben dedicarse a especulaciones, ni tampoco han de establecer relaciones comerciales con los incrédulos, porque éstos les impedirían llevar a cabo la obra que se les ha dado que hagan. CMC 42.3
Cristo dijo a su pueblo: “Vosotros sois la luz del mundo”. Mateo 5:14. No es asunto de poca importancia el que los consejos, los propósitos y los planes de Dios nos hayan sido revelados claramente. Es un privilegio maravilloso el poder comprender la voluntad de Dios tal como ha sido manifestada en la segura palabra profética. Esto coloca una pesada responsabilidad sobre nosotros. Dios espera que impartamos a otros el conocimiento que nos ha proporcionado. El espera que los instrumentos divinos y humanos se unan en la proclamación del mensaje de amonestación.—The Review and Herald, 28 de julio de 1904. CMC 42.4