“ENTONCES el dragón fué airado contra la mujer; y se fué a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo.” Apocalipsis 12:17. En el cercano futuro veremos cumplirse estas palabras, cuando las iglesias protestantes se unan con el mundo y con el poder papal contra los observadores de los mandamientos. El mismo espíritu que movió a los papistas en siglos pasados, inducirá a los protestantes a seguir una conducta similar hacia aquellos que se mantienen leales a Dios. 2JT 149.1
La Iglesia y el Estado están haciendo ahora preparativos para el conflicto futuro. Los protestantes están trabajando en forma disfrazada para llevar el domingo al frente, como lo hicieron los romanistas. En toda la tierra el papado está acumulando sus altas y macizas estructuras en cuyos secretos recintos se han de repetir sus antiguas persecuciones. Y se está preparando el camino para que se manifiesten en gran escala esos prodigios mentirosos por los cuales Satanás seduciría, si fuese posible, a los mismos escogidos. 2JT 149.2
El decreto que ha de proclamarse contra el pueblo de Dios será muy similar al que promulgó Asuero contra los judíos en el tiempo de Ester. El edicto persa brotó de la malicia de Amán hacia Mardoqueo. No porque Mardoqueo le hubiese hecho daño, sino porque se negaba a mostrarle la reverencia que pertenece solamente a Dios. La decisión del rey contra los judíos fué obtenida con falsas declaraciones, por calumnias contra ese pueblo peculiar. Satanás inspiró el plan, a fin de librar la tierra de aquellos que preservaban el conocimiento del verdadero Dios. Pero sus maquinaciones fueron derrotadas por un poder contrario que reina entre los hijos de los hombres. Los ángeles que son poderosos en fortaleza fueron comisionados para que protegiesen al pueblo de Dios, y las maquinaciones de sus adversarios recayeron sobre sus propias cabezas. El mundo protestante de hoy ve en el pequeño grupo que guarda el sábado un Mardoqueo a la puerta. Su carácter y su conducta, que expresan reverencia por la ley de Dios, son una reprensión constante para los que han desechado el temor de Jehová y están pisoteando su sábado; de alguna manera hay que deshacerse del molesto intruso. 2JT 149.3