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La relación de los hábitos con la santificación CRA 194

254. Es imposible que cualquiera disfrute de la bendición de la santificación mientras sea egoísta y glotón. Los que tal hacen gimen bajo una carga de enfermedades debido a los malos hábitos en el comer y beber, que hacen violencia a las leyes de la vida y la salud. Muchos están debilitando sus órganos digestivos al complacer un apetito pervertido. El poder que tiene la constitución humana de resistir los abusos que se cometen con ella es admirable; pero los hábitos erróneos persistentes que consisten en comer y beber en exceso debilitarán toda función del cuerpo. Que estas personas débiles consideren lo que podrían haber sido si hubieran vivido en forma temperante, y promovido la salud en lugar del abuso. En la gratificación del apetito y la pasión pervertidos, aun los profesos cristianos incapacitan a la naturaleza en su obra, y aminoran el poder físico, mental y moral. Algunos que lo están haciendo, pretenden estar santificados para Dios; pero tal pretensión no tiene fundamento... CRA 194.2

“El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos... Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová”. Malaquías 1:6-8, 13. CRA 194.3

Demos cuidadosa atención a estas advertencias y reproches. Aunque fueron dirigidos al antiguo Israel, no son menos aplicables al pueblo de Dios hoy. Y debemos considerar las palabras del apóstol en que él ruega a sus hermanos, por la misericordia de Dios, que presenten sus cuerpos, “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. Esta es la verdadera santificación. No es meramente una teoría, una emoción, o una forma de palabras, sino un principio vivo y activo que entra en la vida cotidiana. Requiere que nuestros hábitos en el comer, beber y vestir, sean tales que aseguren la preservación de la salud física, mental y moral, de manera que podamos presentar al Señor nuestros cuerpos, no como una ofrenda corrompida por los malos hábitos, sino como “un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”. CRA 195.1

Nadie que profese piedad considere con indiferencia la salud del cuerpo, y se halague a sí mismo con el pensamiento de que la intemperancia no es un pecado, y que no afectará su espiritualidad. Existe una estrecha simpatía entre la naturaleza física y la moral.—The Review and Herald, 25 de enero de 1881. CRA 195.2