145. Hagamos un progreso inteligente en la simplificación de nuestro régimen alimenticio. En la providencia de Dios, todo país produce artículos de alimentación que contienen la nutrición necesaria para edificar el organismo. Estos pueden presentarse en forma de platos saludables y apetitosos.—Carta 135, 1902. CRA 112.3
146. Si procedemos con prudencia, podremos conseguir en casi cualquier país la clase de alimentos que más favorece a la salud. Las variadas preparaciones de arroz, trigo, maíz y avena, como también las judías, porotos o frijoles, guisantes y lentejas se exportan hoy a todas partes. Estos alimentos, junto con las frutas indígenas o importadas, y con la variedad de verduras propias de cada país, facilitarán la elección y la composición de comidas, sin necesidad de carnes... Donde las frutas desecadas, como uvas pasas, ciruelas, manzanas, peras, melocotones y albaricoques o damascos, puedan obtenerse a precios moderados, se verá que pueden emplearse como alimentos de consumo corriente mucho más de lo que se acostumbra, y con los mejores resultados para la salud y el vigor de todas las clases de personas activas.—El Ministerio de Curación, 229 (1905). CRA 113.1