Go to full page →

Sólo Cristo puede juzgar al hombre CPI 469

Cristo se humilló para encabezar a la humanidad, para afrontar las tentaciones y sobrellevar las pruebas que los hombres deben arrostrar y soportar. Debía conocer lo que la humanidad debe arrostrar de parte del enemigo caído, a fin de saber cómo socorrer a los que son tentados. CPI 469.1

Y Cristo ha sido hecho nuestro Juez. No es el Padre el Juez. Tampoco lo son los ángeles. Nos juzgará Aquel que se revistió de nuestra humanidad y vivió una vida perfecta en este mundo. El solo puede ser nuestro Juez. ¿Os acordaréis de ello, hermanos y hermanas? ¿Lo recordaréis también vosotros los predicadores? ¿Y vosotros también, padres y madres? Cristo se revistió de nuestra humanidad para poder ser nuestro Juez. Ninguno de vosotros ha sido designado para juzgar a otros. Todo lo que podéis hacer es corregiros a vosotros mismos. Os exhorto, en el nombre de Cristo, a obedecer la orden que os da, de no sentaros jamás en el sitial del juez. Día tras día, este mensaje ha repercutido en mis oídos: “Bajad del estrado del tribunal. Bajad de él con humildad”.10Joyas de los Testimonios 3:383. CPI 469.2

Dios no considera todos los pecados como de igual magnitud; hay grados de culpabilidad en su estima como en la del hombre finito. Pero por trivial que parezca a los ojos de los hombres este o aquel otro mal, ningún pecado es pequeño a la vista de Dios. Los pecados que el hombre está dispuesto a considerar como pequeños pueden ser los que Dios tiene por grandes crímenes. Se desprecia al borracho, se le dice que su pecado lo excluirá del cielo, mientras que el orgullo y el egoísmo y la codicia no reciben reprensión. Pero estos pecados ofenden particularmente a Dios. El “resiste a los soberbios” (Santiago 4:6) y Pablo dice que la avaricia es idolatría. Colosenses 3:5. Los que conocen las denuncias pronunciadas en la Palabra de Dios contra la idolatría, verán en seguida cuán grave ofensa es este pecado.11Joyas de los Testimonios 2:256. CPI 470.1