Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16. ATO 176.1
Me temo que no se haya mantenido una lucha agresiva contra el mundo, la carne y el diablo. Si hemos de empeñamos en seguir el ejemplo de Cristo, no podemos regocijamos con un cristianismo a medias, que comparte el espíritu egoísta y codicioso del mundo y su impiedad, y que sonríe con aprobación ante su falsedad. ¡No! Por la gracia de Dios debemos mantenemos firmes en los principios de la verdad, conservando firmemente hasta el fin el principio de nuestra confianza. Debemos ser “en lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Romanos 12:11. Uno es nuestro Maestro, Cristo. A El debemos mirar. De El debemos recibir nuestra sabiduría. Mediante su gracia hemos de preservar nuestra integridad, aceptando la Palabra de Dios como nuestra norma y permaneciendo delante del Señor en mansedumbre y contrición. ATO 176.2
Anhelo mucho ver la obra profunda del Espíritu de Dios. ¿Se producirá alguna vez en nuestras filas como ocurrió en el pasado? “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15. ATO 176.3
La Palabra del Señor nunca coarta la actividad del hombre. Ella hace posible un aumento de la utilidad al guiar la actividad en la dirección correcta. El Señor no deja al hombre sin un blanco que alcanzar. Coloca delante de él la eternidad con todas sus realidades solemnes, y le da una comprensión de los temas inmortales e imperecederos. Cristo le presenta una verdad valiosa y ennoblecedora para que pueda avanzar por un sendero firme y seguro, en prosecución de un blanco digno de la más ferviente inversión de todas sus capacidades. ATO 176.4
A medida que el hombre continúa conociendo al Señor aumenta en poder. Al esforzarse por alcanzar la norma más elevada, la Biblia es como una luz para guiar sus pasos hacia el cielo. En esa Palabra encuentra que puede ser hijo de Dios, miembro de la familia real, coheredero con Cristo de una herencia inmortal. ATO 176.5
El Libro guía le señala la patria celestial y las inescrutables riquezas y tesoros del cielo. Avanzando en el conocimiento del Señor se está asegurando eterna felicidad. Día tras día la paz de Dios es su recompensa y por la fe contempla un hogar de eterna luz, libre de toda tristeza y frustración. Dios dirige sus pasos y lo guarda de caer, santificando y elevando sus energías.—Carta 45, del 13 de junio de 1901, dirigida al Hno. J. A. Burden y esposa.*Año bíblico: Job 35-37. ATO 176.6