Contexto histórico—En el año 1973, una colección de cerca de dos mil cartas escritas entre 1860 y 1899 fue adquirida por el Patrimonio White. Las cartas habían sido dirigidas a Lucinda Hall, una de las amigas más queridas de Elena G. de White. En la colección había cartas de famosos dirigentes de la Iglesia, entre ellos los esposos White, los pastores Loughborough, Amadon y Haskell, y el doctor Kellogg. Una pariente de Lucinda Hall había tenido este conjunto de cartas durante varios años en su hogar, hasta que decidió ofrecerlas a la Iglesia. HD 261.2
En la colección había 48 cartas de Elena G. de White desconocidas hasta entonces. La mayoría de ellas eran cartas con noticias y comentarios que una amiga puede hacerle a otra amiga, aunque Elena G. de White consideraba a Lucinda más como una hermana que una amiga. El 14 de julio de 1875 le escribió: HD 261.3
“Cómo me gustaría verte, Lucinda [...]. Te he extrañado en este viaje. No es que no tenga amigas, pero tú eres la más cercana y la más querida después de mi familia. En realidad, te siento como parte de ella y como si la misma sangre corriera por nuestras venas”.—Manuscript Releases 10:33. HD 261.4
Debido a su cercanía con Lucinda, Elena G. de White le abrió su corazón en cuanto a algunos problemas de familia en cartas continuadas que le escribió entre el 10 y el 17 de mayo de 1876. Considerando las circunstancias por las que estaba pasando, parece natural que lo hubiera hecho. Sin embargo, un día después de haber escrito la tercera carta, Elena G. de White había cambiado de opinión en cuanto a compartir ese tipo de problemas con su amiga. El 17 de mayo comenzó su última carta de esta serie diciendo: HD 261.5
“Lamento haberte escrito las cartas que te escribí. Por más que me sintiera mal, no debía haberte preocupado con ellas. Quémalas y nunca más voy a molestarte con mis problemas [...]. No importa cuáles sean las circunstancias, no quiero ser culpable de expresarte otra vez estas cosas. El silencio en las cosas desagradables y desconcertantes siempre ha sido una bendición para mí. Cuando salga de esto, voy a lamentar haberlo hecho”.—Carta 67, 1876. HD 262.1
Pero Lucinda no destruyó las cartas como se le había pedido. Por eso llegaron a la posesión del Patrimonio White en 1973. El Centro White, sin saber qué hacer con estas cuatro cartas, las mantuvo fuera de los archivos regulares por un tiempo. Desde entonces, algunos han sugerido que las cartas debían quemarse de acuerdo al pedido original de su autora. Otros, en cambio, han sentido que las cartas deben ser preservadas por dos razones: HD 262.2
1. La situación que confronta el Centro White es diferente, ya que el pedido de destruir las cartas le fue hecho a Lucinda Hall y no al Centro White. Si ella no lo hizo, la Junta Directiva del Centro White debe tomar una decisión en base a la nueva circunstancia; si se quemaran estas cartas, los críticos podrían suponer que otros documentos pueden haber sido destruidos. HD 262.3
2. La historia de cómo Elena G. de White enfrentó un momento extremadamente difícil en su vida, puede ayudar a otros que pasan por las mismas circunstancias en la actualidad. HD 262.4
Debido a que muchos creyentes ya están en conocimiento de esta difícil situación por la que pasó la familia White, y con la esperanza de que otros que enfrenten condiciones similares puedan recibir ánimo al conocer estas cartas y al entender las circunstancias que las rodearon, es que se ha decidido publicarlas. HD 262.5