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Dorcas HD 67

Este capítulo está basado en Hechos 9:36-42.

Dorcas era una mujer muy amada, que siempre hacía el bien y ayudaba a otros, especialmente a los pobres. Cuando murió, los creyentes buscaron a Pedro que estaba en Lida, una ciudad cercana. HD 67.1

En Jope había una mujer llamada Dorcas, cuyos hábiles dedos permanecían más activos que su lengua. Ella sabía quién necesitaba ropa cómoda y quién necesitaba asistencia, y generosamente atendía las necesidades de ambos grupos. Y cuando Dorcas falleció, la iglesia en Jope se dio cuenta de su pérdida. Con razón se pusieron de luto y se lamentaron y derramaron cálidas lágrimas sobre el cuerpo inerte. Ella era de tan alto valor que por medio del poder de Dios fue regresada del país del enemigo, con el fin de que su destreza y energía pudieran todavía ser una bendición para los demás.—Testimonies for the Church 5:284 (1885). HD 67.2

“Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió”. La iglesia de Jope sintió su pérdida; y oyendo que Pedro estaba en Lida, los creyentes le mandaron mensajeros “a rogarle: “No tardes en venir a nosotros”. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, lo llevaron a la sala, donde lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas”. A juzgar por la vida de servicio que Dorcas había vivido, no es extraño que llorasen [...]. HD 67.3

El corazón del apóstol fue movido a compasión al ver su tristeza. Luego, ordenando que los llorosos deudos salieran de la pieza, se arrodilló y oró fervorosamente a Dios para que devolviese la vida y la salud a Dorcas. Volviéndose hacia el cuerpo, dijo: ““Tabita, levántate”. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó”. Dorcas había prestado grandes servicios a la iglesia, y a Dios le pareció bueno traerla de vuelta del país del enemigo”.—Los Hechos de los Apóstoles, 107-108 (1911). HD 67.4