Los maestros tienen una gran responsabilidad—Los maestros deben hacer por sus alumnos algo más que impartir conocimiento de los libros. Su posición como guías e instructores de los jóvenes es de la mayor responsabilidad, porque les ha sido confiada la obra de amoldar la mente y el carácter. Los que emprenden esta obra deben poseer un carácter bien equilibrado y simétrico. Deben ser refinados en modales, aseados en su indumentaria, cuidadosos en todos sus hábitos; y deben tener aquella verdadera cortesía cristiana que gana la confianza y el respeto. El mismo maestro debiera ser lo que desea que lleguen a ser sus alumnos.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 64 (1897). HD 83.4
Empeño para alcanzar la más alta norma de excelencia—Grande conocimiento es el conocerse a sí mismo. El maestro que se estime debidamente permitirá que Dios amolde y discipline su mente. Y reconocerá la fuente de su poder [...]. El conocimiento propio lleva a la humildad y a confiar en Dios; pero no reemplaza a los esfuerzos para el mejoramiento de uno mismo. El que comprende sus propias deficiencias no escatimará empeño para alcanzar la más alta norma de excelencia física, mental y moral. Nadie que esté satisfecho con una norma inferior debiera tener parte en la educación de los jóvenes.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 65 (1896). HD 84.1