Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 2 Timoteo 4:3-5. EJ 110.1
“La sana doctrina” es la verdad bíblica, la verdad que promueva piedad y devoción, que confirme al pueblo de Dios en la fe. La sana doctrina significa mucho para el que la recibe; y significa mucho también para el que la enseña, el ministro de justicia; porque dondequiera que se predique el Evangelio, cada obrero, sea cual fuere su ramo de servicio, es o fiel o infiel a su responsabilidad como mensajero del Señor... EJ 110.2
Pablo escribió también: “Es palabra fiel: que si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si negáremos, él también nos negará; si fuéremos infieles, él permanece fiel: no se puede negar a sí mismo. Recuérdales esto, protestando delante del Señor que no contiendan en palabras, lo cual para nada aprovecha, antes trastorna a los oyentes”. 2 Timoteo 2:11-14. EJ 110.3
En el tiempo de Pablo, algunos de los que escuchaban la verdad suscitaban cuestiones que no tenían ninguna importancia vital, presentando ideas y opiniones humanas, y tratando de distraer la mente del que enseñaba las grandes verdades del Evangelio, para arrastrarlo a la discusión de teorías no esenciales y al arreglo de disputas sin importancia. Pablo sabía que el que trabaja para Dios debe ser bastante sabio para ver el designio del enemigo, y negarse a ser descarriado o distraído. La conversión de las almas debe ser la preocupación de su vida; debe predicar la Palabra de Dios, pero evitar la controversia... EJ 110.4
Los ministros de Cristo corren hoy el mismo peligro. Satanás está constantemente trabajando para desviar la mente por conductos erróneos, a fin de que la verdad pierda su fuerza sobre el corazón... EJ 110.5
Hombres capaces han dedicado una vida de estudio y oración a la obra de escudriñar las Escrituras, y sin embargo, hay muchas porciones de la Biblia que no han sido exploradas completamente. Algunos pasajes de la Escritura no serán nunca perfectamente comprendidos hasta que, en la vida futura, Cristo los explique. Hay misterios que han de permanecer ocultos, declaraciones que las mentes humanas no pueden hacer armonizar. Y el enemigo tratará de despertar discusiones acerca de estos puntos, que sería mejor dejar sin discutir. EJ 110.6
Un obrero consagrado y espiritual evitará de presentar diferencias teóricas de menor importancia, y dedicará sus energías a la proclamación de las grandes verdades decisivas que han de ser dadas al mundo. Mostrará a la gente la obra de la redención, los mandamientos de Dios, la inminente venida de Cristo; y se verá que hay en estos temas bastante alimento para el pensamiento.—Obreros Evangélicos, 326-328. EJ 110.7