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Los impíos son muertos EUD 235

En la loca lucha de sus propias desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de piedad, caen los impíos habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, ricos y pobres, grandes y pequeños. “Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados”. Jeremías 25:33 (VM). EUD 235.2

A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 715 (1911). EUD 235.3

Para el pecado, dondequiera que se encuentre, “nuestro Dios es fuego consumido”. Hebreos 12:29. En todos los que se sometan a su poder, el Espíritu de Dios consumirá el pecado. Pero si los hombres se aferran al pecado, llegan a identificarse con él. Entonces la gloria de Dios, que destruye el pecado, debe destruirlos a ellos también.—El Deseado de Todas las Gentes, 82-83 (1898). EUD 235.4

La gloria de su rostro, que es vida para los justos, será fuego consumidor para los impíos.—El Deseado de Todas las Gentes, 552 (1898). EUD 235.5