Damos gracias a Dios que nuestras escuelas sabáticas han contribuído bastante para fomentar muchas empresas valiosas. Los niños y jóvenes han dado sus centavos, los que, cual pequeños arroyuelos, han sido afluentes de un río de beneficencia. A los niños se los debe educar de tal manera que puedan realizar hechos desinteresados que el cielo se regocija en contemplar. Mientras el rocío de la juventud está sobre ellos, se les debe enseñar a los niños cómo servir a Cristo. Debe enseñárseles a ser abnegados.—Testimonies on Sabbath-School Work, 113. COES 145.1