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Explorando la mina de la verdad, 8 de julio AFC 195

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Pedro 1:21. AFC 195.3

Algunos han descuidado el estudio de la Biblia bajo el influjo de la creencia errónea de que es preferible tener al Espíritu morando en ellos que estudiar y tener la dirección de las Escrituras. Los tales estarán expuestos a las trampas satánicas y a los engaños fatales. El Espíritu Santo y la Palabra están en perfecta armonía. El Espíritu Santo inspiró las Escrituras y siempre conduce hacia ellas... AFC 195.4

La mina de la verdad debe explorarse con interés y diligencia. Cuán a menudo vemos a Cristo aplicando las Escrituras del Antiguo Testamento, exponiendo sus verdades, mostrando su carácter espiritual, revistiéndolas de una riqueza, belleza y frescura que la gente no había contemplado antes... Las verdades que nuestro Salvador manifiesta en su exposición son susceptibles de constante expansión y de nuevos y fecundos desarrollos. La mente que es guiada por el Espíritu Santo, al investigar las Escrituras, contempla a su Autor y mediante esa contemplación brilla constantemente mientras él investiga la Palabra. Así es como el intelecto que aspira a alcanzar la norma de perfección es elevado para comprenderla... AFC 195.5

La verdad de origen celestial es presentada como “un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” (Mateo 13:44), para trabajarlo en toda su extensión. En sus esfuerzos perseverantes, descubre joyas y materiales preciosos. El que trabaja con sabiduría hunde la barra cada vez más y descubre un rico y precioso filón. Descubre que el campo de la revelación está surcado por doradas vetas de valiosos tesoros y que en verdad es el depósito de las inescrutables riquezas de Cristo: Luz, Verdad y Vida.—Manuscrito 62, 1893. AFC 196.1