Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. 1 Corintios 3:19, 20. AFC 210.2
La Palabra de Dios ha de ser nuestra guía. No hay nada que adivinar en las verdades que contiene. No dejemos esta guía segura para buscar algo nuevo y extraño... Hay muchas doctrinas que no tienen en su fundamento un “Escrito está”. Son suposiciones humanas. Con la declaración “Escrito está” Cristo hizo frente a las tentaciones que Satanás le presentó en el desierto, y provisto con esa arma, pudo decirle al enemigo: “Llegarás hasta aquí y no más adelante”. AFC 210.3
No podemos aceptar con seguridad las opiniones de ningún hombre, por muy erudito qué sea, a menos que estén en armonía con las palabras del gran Maestro. Se nos presentarán las opiniones de hombres que yerran para que las aceptemos, pero la Palabra de Dios es nuestra autoridad, y nunca debemos aceptar las enseñanzas humanas sin tener la evidencia más concluyente de que concuerdan con la enseñanza de la Palabra de Dios. Debemos tener la certeza de que estamos sobre la plataforma de la verdad eterna: la Palabra del Dios vivo.—Carta 25, 1903. AFC 210.4
Hay que presentar la verdad, la preciosa verdad de la Palabra de Dios, tanto en público como en los hogares. Tenemos un mensaje que ha de preparar a un pueblo para que resista a los peligros de los días postreros... La verdad soportará cada prueba que se le imponga. No puede ser desbaratada por los sofismas satánicos. Cuanto más se la asedie, tanto más brillará. Al ver los activos y decididos esfuerzos del enemigo, ¿no procuraremos definidamente predicar el mensaje en forma clara? ¿No avanzaremos en el poder del Espíritu Santo y recibiremos e impartiremos lecciones del gran Maestro?—Carta 268, 1906. AFC 210.5