Los viajeros norteamericanos estaban fascinados por la belleza de Estocolmo, así como por su rico clima histórico. Esta ciudad sueca era conocida como “la Venecia del norte”, pero a Elena G. de White le hacía recordar a San Francisco, la renombrada ciudad de la costa del Pacífico y próxima a su hogar de Healdsburg, California. Con respecto a los encantos de Estocolmo escribió lo siguiente: EGWE 117.4
“Su ubicación en las islas, en una llanura y sobre montañas rocosas rodeadas de agua e islas en todas direcciones, es sumamente pintoresca. Pocas ciudades europeas presentan un aspecto más atractivo que esta capital norteña”.—Ibid. 191. EGWE 117.5
Olof Johnson y C. Norlin fueron los pioneros de la obra adventista en Estocolmo. Johnson fue uno de los conversos de Matteson en Oslo, y luego regresó con Norlin a Suecia, su país natal, para compartir lo que había aprendido. EGWE 117.6
En el otoño de 1884 el pastor Matteson llegó a Estocolmo. Halló la ciudad volcada principalmente a la fe luterana, aunque también existían diversos credos religiosos y bastante interés; tanto los separatistas como los bautistas y el ejército de salvación eran importantes. Matteson y Johnson celebraron varias series de reuniones, y cuando Elena G. de White llegó a la ciudad halló una floreciente iglesia adventista de unos 90 miembros. EGWE 117.7