La vida no consiste principalmente en grandes sacrificios ni en maravillosas hazañas, sino en cosas menudas, que parecen insignificantes y, sin embargo, suelen ser causa de mucho bien o mucho mal en nuestras vidas. Contraemos hábitos que deforman el carácter debido a nuestro fracaso en soportar las pruebas que nos sobrevienen en las cosas menudas, y cuando sobrevienen las grandes pruebas nos encuentran desapercibidos. Sólo obrando de acuerdo con los buenos principios en las pruebas de la vida diaria, podremos adquirir poder para permanecer firmes y fieles en situaciones más peligrosas y difíciles. CE 207.3