Los que han entrado en el campo del colportaje están en peligro de no sentir la necesidad de ser exigentes en su obra. Están en peligro de llegar a contentarse con realizaciones superficiales, de ser descuidados en sus modales y perezosos en su actividad mental. Debe haber un cumplimiento fiel del deber en el campo del colportaje, porque este es importante y sagrado.—The Review and Herald, 20 de mayo de 1890. CE 81.1