No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Juan 17:15. AFC64 307.1
Los cristianos deben distinguirse del mundo como los portaestandartes de Dios, que muestren en sus vldas la influencia de la gracia transformadora de Cristo. Se los ha reunido para que se sienten con Cristo en lugares celestiales, para que puedan revelar al mundo, a los ángeles y a los hombres una representación perdurable del mundo eterno. Deben mantener la palabra de vida, advirtiendo a los hombres acerca de las demandas obligatorias de la ley de Dios. Dios quiere que sus siervos sean superiores. Desea que obedezcan sus preceptos que son más elevados que los del mundo: preceptos que son una copia de su carácter. AFC64 307.2
La obra de Dios es suprema. Exige todas las facultades del intelecto, todas las dotes espirituales. Deben consagrarse a él y al servicio de la humanidad. El pide obreros que participen de la naturaleza divina. Los que realmente creen en Jesús colaborarán con él, mostrando a los mundos no caídos y al mundo caído un carácter logrado a la semejanza divina. Deben demostrar que poseen un gozo más elevado y santo que el del mundo. Dios derramará el poder del Espíritu Santo sobre todos los que quieran colaborar con él en el cultivo de sus dotes y talentos, para que estén en un terreno ventajoso. AFC64 307.3
Los seguidores de Cristo deben procurar mejorar el tono moral del mundo, bajo la influencia del impartimiento del Espíritu de Dios. No deben descender al nivel del mundo, pensando en que haciéndolo lo elevarán. Debe haber una notable distinción entre los cristianos y los mundanos en lo que se refiere a las palabras, el vestido, el espíritu y tantas otras cosas. Esta distinción ejerce una influencia convincente sobre los mundanos. Ven que los hijos y las hijas del Señor se separan del mundo y que el Señor los une a él. ... ¿Quién desea ser elevado hasta el nivel superior?—Carta 199, 1899. AFC64 307.4