Las visiones que recibió Elena de White, aunque no se adelantaron al estudio de la Biblia, confirmaron la solidez de la posición de que el 22 de octubre de 1844 había comenzado un importante aspecto del ministerio de Cristo en el Santuario celestial. Gradualmente la amplitud y la profundidad del tema fueron evidentes para los creyentes adventistas. En años posteriores, al rememorar aquella experiencia, ella recalcó los estudios que habían realizado y las evidencias manifiestas de la mano guiadora de Dios: CES 10.1
“Muchos de nuestros hermanos no comprenden cuán firmemente han sido establecidos los fundamentos de nuestra fe. Mi esposo, el Pr. José Bates, el padre Pierce*[Nota: Aquí se hace referencia a ciertos hermanos que fueron pioneros. El “padre Pierce” era Stephen [Esteban] Pierce, quien sirvió en la obra pastoral y administrativa durante los primeros tiempos de la Iglesia Adventista.], el Pr. [Hiram] Edson y otros que eran perspicaces, nobles y sinceros, se contaban entre los que, después de pasar la fecha de 1844, escudriñaban en procura de la verdad como quien busca un tesoro escondido. Me reunía con ellos, y estudiábamos y orábamos fervientemente. Con frecuencia permanecíamos juntos hasta tarde en la noche, y a veces pasábamos toda la noche orando por luz y estudiando la Palabra. Vez tras vez esos hermanos se reunían para estudiar la Biblia con el fin de poder conocer su significado y estar preparados para enseñarla con poder. Cuando llegaban al punto en su estudio donde decían: ‘No podemos hacer nada más’, el Espíritu del Señor descendía sobre mí y era arrebatada en visión, y se me daba una clara explicación de los pasajes que habíamos estado estudiando, con instrucciones en cuanto a cómo debíamos trabajar y enseñar con eficacia. Así se nos daba luz para ayudarnos a entender los textos acerca de Cristo, su misión y su sacerdocio. De repente vi con toda claridad la secuencia de verdad que se extendía desde ese tiempo hasta cuando entremos en la ciudad de Dios, y comuniqué a otros las instrucciones que el Señor me había dado. CES 10.2
“Durante todo ese tiempo no podía entender el razonamiento de los hermanos. Mi mente estaba cerrada, por así decirlo, y no podía comprender el significado de los textos que estábamos estudiando. Esta fue una de las mayores tristezas de mi vida. Quedaba en esa condición mental hasta que, en armonía con la Palabra de Dios, se aclaraban en nuestras mentes todos los principales puntos de nuestra fe. Los hermanos sabían que cuando yo no estaba en visión no podía entender esos asuntos, y aceptaban como luz enviada del cielo las revelaciones dadas”.—Mensajes Selectos 1:241, 242. CES 10.3
La comprensión de que Cristo había entrado en el Lugar Santísimo del Santuario celestial para comenzar la etapa final de su ministerio en favor de nosotros, tipificado por el ritual del Santuario puesto en práctica por el antiguo Israel, suscitó solemnes sentimientos en los corazones de nuestros pioneros adventistas. Las verdades eran tan claras, tan grandiosas, tan vitales, que les costaba creer que sobre ellos descansaba la responsabilidad de impartir esta luz a otros. Elena de White escribió acerca de la certeza de su posición: CES 11.1
“Hemos de afirmarnos en la fe, en la luz de la verdad que se nos dio en nuestra experiencia inicial. En aquel tiempo se nos presentaba un error tras otro; pastores y doctores introducían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo traía la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a investigar las Escrituras y a pedir con fervor la dirección de Dios. Hombres y mujeres piadosos se reunían en grupos con este propósito. El poder de Dios descendía sobre mí, y era capacitada para definir claramente lo que es verdad y lo que es error. CES 11.2
“Al ir siendo así establecidos los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaban sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión y se me daban explicaciones. Se me dieron ilustraciones de las cosas celestiales y del Santuario, de manera que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y definidos. CES 11.3
“Sé que la cuestión del Santuario, tal cual la hemos sostenido durante tantos años, se basa en la justicia y la verdad”.—Obreros Evangélicos, 317, 318. CES 11.4
Los pioneros del movimiento vieron que la verdad del Santuario era fundamental en relación con toda la estructura de la doctrina adventista. Jaime White, en 1850, reimprimió los fragmentos esenciales de la primera presentación que hizo del tema O. R. L. Crosier y comentó: CES 11.5
“El tema del Santuario debiera ser cuidadosamente examinado, puesto que en él descansa el fundamento de nuestra fe y esperanza” (The Advent Review [La Revista Adventista], número especial combinado). CES 12.1