Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6. DNC 78.1
La justicia es santidad, semejanza a Dios; y “Dios es amor”. 1 Juan 4:16. Es conformidad a la ley de Dios, porque “todos tus mandamientos son justicia” (Salmos 119:172); y “el cumplimiento de la ley es el amor”. Romanos 13:10. La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios se incorpora en Cristo. Al recibirle a él, recibimos la justicia. DNC 78.2
No es por conflictos penosos ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios, como se obtiene la justicia; sino que se concede gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla. “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed... sin dinero y sin precio”. Isaías 55:1. “Su salvación de mí vendrá, dijo Jehová”. “Este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra”. Isaías 54:17; Jeremías 23:6. DNC 78.3
No hay agente humano que pueda facilitar lo que satisfaga el hambre y la sed de justicia. Pero dice Jesús: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Juan 6:35. DNC 78.4
Cuanto más conocemos a Dios, tanto más alto será nuestro ideal de carácter, y tanto más ansioso nuestro deseo de reflejar su imagen. Un elemento divino se une con lo humano cuando el alma busca a Dios, y el corazón anheloso puede decir: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. Salmos 62:5. DNC 78.5
El llamamiento continuo del corazón es, “Más de ti”, y siempre viene la respuesta del Espíritu, “Mucho más”. Romanos 5:9-10... Era el buen deseo del Padre que en Cristo “habitase toda plenitud”, y “vosotros estáis completos en él”. Colosenses 1:19; 2:10. DNC 78.6
Cristo es el gran depósito de la justicia que justifica y la gracia que santifica. DNC 78.7
Todos pueden venir a él y recibir de su plenitud.*Año bíblico: Josué 9-13. DNC 78.8