Go to full page →

Un propósito singular, 27 de febrero CT 66

“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz”. Mateo 6:22. CT 66.1

Dice: “tu ojo”, no el de alguna otra persona. La rica experiencia que es nuestro privilegio tener, la perdemos cuando esperamos que algún otro vea por nosotros y nos guíe en nuestra experiencia espiritual, como si fuéramos ciegos. Debemos tener en cuenta la gloria de Dios; debe animarnos el propósito único y persistente de dejar a un lado el yo y las preferencias de los otros. No debemos preguntarnos: “Si tomo esta dirección, ¿incrementaré mis posesiones personales o las disminuiré?” CT 66.2

La sencillez debe ser apreciada por quienes buscan la sabiduría divina. Entonces sus pies no resbalarán. “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan”. CT 66.3

El que verdaderamente ama y teme a Dios, y lucha con entereza de propósito para hacer su voluntad, pondrá su cuerpo, mente, corazón, alma y fuerza al servicio de Dios. Tal fue el caso de Enoc. Caminó con Dios. Su mente no estaba contaminada por una visión impura y defectuosa. Los que están decididos a hacer de la voluntad de Dios la suya, deben servir y agradar a Dios en todo. Entonces el carácter será armonioso y bien equilibrado, consistente, agradable y verdadero. CT 66.4

“Pero si tu ojo es maligno”, si abrigas propósitos egoístas y trabajas con ese único fin; el carácter será defectuoso y todo el cuerpo estará lleno de oscuridad. Los tales no contemplan a Jesús. No contemplan su carácter, ni son transformados a su imagen. La visión espiritual será defectuosa y la senda de la tierra al cielo será ensombrecida por la sombra diabólica de Satanás. Y Satanás se complace en esto, pues así puede conducir a esa persona ciegamente a la ruina. CT 66.5

“Si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” La conciencia es una facultad reguladora y si se permite que la conciencia sea pervertida, no se podrá servir a Dios con rectitud. Sus objetivos en la vida demuestran al mundo si son cristianos o si se rebelaron contra Dios. Sus vidas son un fracaso. Se han distorsionado y todas sus facultades se han extraviado. La profesión de fe puede ser correcta, pero la fe se ha pervertido y esto se revela en una práctica que extravía a otros. “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.—Manuscrito 128, 1897. CT 66.6