Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Éxodo 20:8-11. ELC 153.1
El cuarto mandamiento es explícito. No debemos hacer nuestro propio trabajo en el sábado. Dios ha dado al hombre seis días para trabajar, pero se ha reservado el séptimo y ha pronunciado una bendición sobre los que lo santifican. El sexto día deben hacerse todos los preparativos necesarios para el sábado... Deben estar hechas todas las compras, y todas las comidas, el viernes. Los baños tomados, los zapatos lustrados y los vestidos preparados. Debe cuidarse de los enfermos el sábado, y todo lo que sea necesario para su comodidad es un acto de misericordia y no una violación del mandamiento... Pero no debemos permitir que nada de nuestro trabajo se mezcle en el tiempo sagrado. ELC 153.2
El domingo es considerado generalmente un día de fiesta y de placeres; pero el Señor quiere que su pueblo dé al mundo un ejemplo más elevado y más santo. El sábado debe haber una solemne dedicación de la familia a Dios. El mandamiento incluye todo lo que está dentro de nuestras puertas... Únanse todos para honrar a Dios en su santo día... Si queréis avanzar hacia el cielo, el mundo será duro contra vosotros... Se interpondrán las autoridades terrenales. Enfrentaréis tribulaciones, heridas morales, palabras duras, ridículo, persecuciones. Los hombres requerirán vuestra conformidad a las leyes y costumbres que os harían desleales a Dios. Aquí es donde el pueblo de Dios hallará la cruz en el camino de la vida.—Manuscrito 3, 1885. ELC 153.3