Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1 Crónicas 28:9. ELC 163.1
Debéis dar cuenta a Dios de vuestros pensamientos, de vuestras palabras, de vuestro tiempo y de vuestras acciones... Nunca podréis entrar al cielo a menos que gocéis de la comunión con Dios aquí, porque éste es el lugar de nuestra preparación para el cielo. Dios debería ser el objeto de la más alta reverencia del alma, amor y temor. Este mundo es la única escuela en la cual podéis recibir una preparación para el grado superior. Los que no quieren retener a Dios en sus pensamientos en este mundo nunca gozarán con Cristo en la vida futura. Las mismas cosas que prefieren y aman aquí al complacerse a sí mismos están educando sus gustos de tal forma que la disciplina del cielo sería una restricción. Poned vuestras almas bajo la disciplina de Dios... ELC 163.2
El que creó al hombre pagando tan elevado precio por su redención es grandemente deshonrado cuando el hombre elige un nivel bajo y terreno, una vida de frivolidad y trivialidad... Todos los que se resignan a apartarse del conocimiento que los hará sabios para salvación en esta vida y en la futura, que aceptan cosas frívolas y terrenas, están alimentando sus almas con agua contaminada cuando Cristo los invita: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”. Juan 7:37.—Manuscrito 13, 1897. ELC 163.3
Esté absorta vuestra alma meditando en las gloriosas verdades contenidas en la Palabra de Dios y no estaréis deseando constantemente algo que no tenéis. Despreciaréis los pensamientos triviales y vanos. Siempre estaréis tratando de alcanzar el elevado nivel de virtud y santidad que se os presenta en el Evangelio. Buscaréis mayores logros en la vida divina. Conversad con Dios por medio de su Palabra. Esto ennoblecerá vuestra naturaleza toda.—Ibid. ELC 163.4