Go to full page →

La elección celestial, 23 de enero ELC 31

Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2 Pedro 1:10. ELC 31.1

Esta es la única elección de la cual habla la Biblia. Caídos en el pecado, podemos llegar a ser participantes de la naturaleza divina y alcanzar un conocimiento muy superior a cualquier conocimiento científico. Participando de la carne y sangre de nuestro Señor crucificado, ganaremos vida eterna. ELC 31.2

Nadie necesita perder la vida eterna. Todo el que elige diariamente aprender del Maestro celestial hará segura su vocación y elección. Humillemos nuestro corazón delante de Dios y continuemos conociendo a Aquel cuyo conocimiento correcto es vida eterna. ELC 31.3

“Procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. 2 Pedro 1:10, 11. ELC 31.4

Aquí está vuestro certificado de seguro de vida. Esta no es una póliza de seguro cuyo valor algún otro puede recibir después de vuestra muerte; es una póliza que te asegura a ti una vida que se mide con la vida de Dios: vida eterna. ¡Qué seguridad! ¡Qué esperanza! Revelemos siempre al mundo que estamos buscando una patria mejor, celestial. El cielo ha sido hecho para nosotros, y queremos una parte en él. No podemos permitir que nada nos separe de Dios y del cielo. En esta vida debemos ser participantes de la naturaleza divina. Hermanos y hermanas, tenéis sólo una vida que vivir. Sea una vida de virtud, y oculta con Cristo en Dios. ELC 31.5

En unidad, hemos de ayudarnos mutuamente a ganar la perfección de carácter. Con este propósito, hemos de cesar en toda crítica. Adelante y siempre adelante podemos avanzar hacia la perfección, hasta que al fin nos sea suministrada una entrada abundante al reino celestial.—The Review and Herald, 26 de mayo de 1904. ELC 31.6