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Ninguna transigencia con el pecado ECFP 63

Juan gozó la bendición de la verdadera santificación. Pero notad, el apóstol no pretende estar sin pecado; busca la perfección al andar en la luz del rostro de Dios. Testifica que el hombre que profesa conocer a Dios, y sin embargo quebranta la ley divina, da un mentís a su profesión. “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”. 1 Juan 2:4. En esta época que se jacta de liberalidad, estas palabras son calificadas como fanatismo. Pero el apóstol enseña que aunque debemos manifestar cortesía cristiana, estamos autorizados a llamar al pecado y a los pecadores por sus nombres correctos, pues esto es consecuente con la verdadera caridad. Aunque debemos amar las almas por las cuales Cristo murió, y trabajar por su salvación, no debemos transigir con el pecado. No hemos de unirnos con la rebelión, y llamar a esto caridad. Dios exige que su pueblo en esta época del mundo se mantenga firme, como Juan en su tiempo, en defensa de lo recto, en oposición a los errores destructores del alma. ECFP 63.1