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Limpiados del pecado, 3 de julio FV 192

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Isaías 6:5. FV 192.1

“Isaías había denunciado el pecado de otros; pero ahora se veía a sí mismo expuesto a la misma condenación que había denunciado en ellos. Se había sentido satisfecho con una fría y hueca ceremonia en su culto a Dios. No se había dado cuenta de esto hasta que tuvo la visión del Señor. ¡Cuán insignificante aparecía ahora su sabiduría y sus talentos al ver la santidad y majestad del santuario! ... Cómo se vio a sí mismo está expresado en el lenguaje del apóstol Pablo: ‘¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?’ Romanos 7:24... FV 192.2

“‘Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.’ Isaías 6:6, 7. FV 192.3

“La visión que recibió Isaías representa la condición del pueblo de Dios en los últimos días.... Cuando, por medio de la fe, miran dentro del lugar santísimo y ven la obra de Cristo en el santuario celestial, comprenden que son un pueblo de labios inmundos: un pueblo cuyos labios a menudo hablan vanidad y cuyos talentos no han sido santificados y empleados enteramente para la gloria de Dios. Bien pueden desesperarse al ver el contraste entre su propia debilidad e indignidad y la pureza y hermosura del glorioso carácter de Cristo. Pero si, como Isaías ... humillan sus almas delante de Dios, habrá esperanza para ellos.”—The S.D.A. Bible Commentary 4:1138, 1139. FV 192.4