Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos. Oseas 14:9. RJ 180.1
En la vida de un cristiano, las cosas de este mundo, los ídolos del orgullo, la extravagancia y la autoindulgencia no deben tener lugar. Dios no formó el ojo para ser usado para propósitos egoístas. El nos dio la visión a fin de que podamos contemplar y admirar al Salvador en las obras que creó para nuestro placer. RJ 180.2
Cuando los niños se preparan para asistir a una de nuestras escuelas, los padres sabios les harán entender que en la vida de la escuela han de luchar para formar un carácter que los capacite para asociarse con los seres no caídos del universo. Y esto sólo pueden hacerlo por medio del poder vencedor que Cristo les dará. Sin su gracia, nadie puede formar un carácter semejante al de Cristo. RJ 180.3
Padres, enseñen a sus hijos a ser obreros juntamente con ustedes en la iglesia. Edúquenlos de forma tal que se deleiten en ser obreros juntamente con Dios. Impresionen sus mentes con el pensamiento de que a medida que crecen, sus oportunidades para el servicio se ampliarán, y su poder y habilidad se incrementarán en forma proporcional. Entiendan ellos que los que se entregan a Dios se convertirán en canales de bendición para otros que no lo conocen. Enséñenles cómo tener poder para prevalecer con Dios. Si todo padre hiciera esto fielmente veríamos obreros consagrados en todo lugar.—Manuscrito 67, de 1903. RJ 180.4
Debería educarse a los miembros de la iglesia, tanto jóvenes como adultos, para que salgan a proclamar este último mensaje al mundo. Si van con humildad, los ángeles de Dios irán con ellos enseñándoles cómo elevar la voz en canto y oración y cómo proclamar el mensaje evangélico para este tiempo.—Mensajes para los Jóvenes, 215. RJ 180.5
La idea de realizar estudios bíblicos es de origen celestial y abre el camino para que entren centenares de jóvenes en el campo, donde se ha de hacer una obra importante que de otro modo no podría hacerse. RJ 180.6
La Biblia ha sido desencadenada. Puede llevarse a la puerta de cada casa, y sus verdades pueden presentarse a la conciencia de todo ser humano. Hay muchos que cuando se les presente la verdad, escudriñarán diariamente las Escrituras por sí mismos, como los nobles bereanos, para ver si esas cosas son así o no... Jesús, el Redentor del mundo, manda a los hombres no sólo a leer, sino a escudriñar las Escrituras. Es ésta una obra grande e importante, y se nos encomienda a nosotros, y al hacerla recibiremos un gran beneficio; pues no quedará sin recompensa la obediencia al mandato de Cristo. El coronará con especiales evidencias de su favor este acto de lealtad del que sigue la luz revelada en su Palabra.—Mensajes para los Jóvenes, 218. RJ 180.7