Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. Salmos 62:10. RJ 261.1
Escuche las palabras de su Redentor: “Las riquezas son mías. Las he puesto en tus manos para que las emplees sabiamente en mi servicio, para socorrer al que sufre, para invertirlas en dar a conocer el Evangelio a quienes están en la oscuridad. No pongas en las riquezas tu confianza, ni sean tu dios, o tu salvador”. RJ 261.2
Los canales para hacer el bien son muchos, y están completamente abiertos. Sus graneros son grandes, demasiado grandes ya. Si rebosan, en vez de construir mayores, envíe su tesoro delante de usted al cielo. Hay viudas para alimentar, huérfanos para ser tomados bajo la tutela de su hogar y con quienes compartir sus abundantes provisiones; hay almas que perecen por falta del pan de vida; las misiones han de ser sostenidas, casas de reunión han de ser construidas. Si la causa de Dios demanda una parte, no sólo de su interés, sino de lo mejor que tiene, usted ha de devolverle lo que le pertenece. El lo llama a sembrar ahora, para que pueda recoger su cosecha con gozo eterno. RJ 261.3
Los dones de Dios se incrementan a medida que son impartidos. Vemos esto ilustrado en el caso de la viuda pobre a quien el profeta Elías, por medio de un milagro, libró de endeudarse. Ella sólo tenía una jarra de aceite; pero el profeta le dijo que pidiera prestadas vasijas a sus vecinos, y el aceite que vertió de aquella única jarra siguió fluyendo hasta que todas las vasijas fueron llenas. El suministro sólo dejó de fluir cuando no hubo más vasijas para recibirlo. Así será ahora. En tanto que permitamos que los dones de Dios fluyan por canales de bien, el Señor suministrará el fluido. RJ 261.4
Cristo dice a sus hijos e hijas: “Vosotros sois la luz del mundo”Mateo 5:14. ¿Pero quién le dio luz? Usted no tiene luz en sí mismo de manera natural. Dios es la fuente de luz; la verdad ha brillado en nuestros corazones, para ser reflejada en otros. El verdadero amor a Dios producirá amor en el hombre. Esto es lo que necesitamos: el amor que es paciente, abnegado, perseverante, inteligente, práctico. RJ 261.5
El Señor le ha dado medios para que, al ponerlos en correcto uso, usted pueda desarrollar buenos y nobles rasgos de carácter... RJ 261.6
El Señor viene. Usted no tiene tiempo que perder. No haga como los habitantes del mundo antediluviano: plantar y construir, comer y beber, casarse y darse en casamiento, al igual que los despreocupados mundanos. Que los libros del cielo presenten un informe distinto de lo que ahora registran. Haga esfuerzos por redimir el tiempo; provéase de bolsas que no envejezcan, de un tesoro en los cielos que no fallará.—The Signs of the Times, 14 de enero de 1886. RJ 261.7