La integridad de los rectos los encaminará. Proverbios 11:3. RJ 263.1
El caso de Daniel, descrito de una manera muy limitada por la pluma profética, contiene una lección para nosotros. Revela el hecho de que un hombre de negocios no es necesariamente un hombre astuto y maquinador. Puede ser un hombre al que Dios instruya paso a paso. Mientras Daniel era primer ministro del reino de Babilonia, fue un profeta de Dios, recibiendo la luz de la inspiración celestial... RJ 263.2
Se necesitan especialmente hombres de negocios, no hombres de negocios irreligiosos, sino quienes entretejan los grandes y magníficos principios de verdad en todas sus transacciones comerciales. Los hombres que sean calificados para el trabajo necesitan tener sus talentos ejercitados, perfeccionados hasta lo sumo por medio del estudio y el entrenamiento. Ningún hombre de negocios que tenga algún nombramiento en la obra debe ser un novicio. Si hay hombres en cualquier línea de trabajo que necesitan mejorar sus oportunidades de ser hombres de negocios sabios y eficientes, son los que están utilizando su habilidad en la obra de erigir el reino de Dios en nuestro mundo. RJ 263.3
Las lecciones para el tiempo presente deben ser entendidas por todos, pero son muy débilmente apreciadas. Ha de haber mayor escrupulosidad en el trabajo; más espera vigilante, más velar y orar vigilante, y más trabajo vigilante, con la expectativa de los eventos que ahora están ocurriendo, y que crecen hasta llegar a tener una gran importancia a medida que nos acercamos al final de la historia de esta tierra. El instrumento humano ha de buscar la perfección, ser un cristiano ideal, completo en Jesucristo. RJ 263.4
Quienes trabajan en líneas comerciales deben ejercer toda precaución contra los errores producidos por principios o métodos equivocados. Su registro puede ser como el de Daniel en las cortes de Babilonia. En todas sus transacciones comerciales, aun cuando se lo sometió al escrutinio más severo, no se le encontró ningún defecto. Fue un ejemplo de lo que puede ser todo hombre de negocios. Pero el corazón debe estar convertido y consagrado. Los motivos deben ser correctos ante Dios. La lámpara interna debe ser provista con el aceite que fluye de los verdaderos mensajeros del cielo por medio de los tubos de oro hasta el cuenco de oro. Entonces la comunicación del Señor nunca llegará en vano hasta el hombre. RJ 263.5
Dios no aceptará los servicios más espléndidos a menos que el yo sea dejado sobre el altar, como un sacrificio vivo, que se consume. La raíz debe ser santa, o no habrá fruto bueno y saludable, el único aceptable delante de Dios... Mientras que la ambición y los proyectos mundanos y los más grandes planes y propósitos del hombre se secarán como la hierba, “los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. Daniel 12:3.—Special Testimonies, Series A, 9:65, 66. RJ 263.6