Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8. RJ 336.1
Rodeados por las costumbres y la influencia del paganismo, los creyentes de Colosas corrían peligro de ser inducidos a abandonar la sencillez del Evangelio, y Pablo, al amonestarlos contra esa posibilidad, les presentó a Cristo como el único que los podía guiar seguramente... “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”. Colosenses 2:6, 7. RJ 336.2
Cristo había anticipado que se levantarían engañadores, por cuya influencia la “maldad” se multiplicaría y “el amor de muchos” se enfriaríaMateo 24:12. Advirtió a sus discípulos que la iglesia correría más peligro por causa de este mal que por las persecuciones de sus enemigos. Una y otra vez Pablo previno a los creyentes contra esos falsos maestros. Deberían precaverse de ese peligro más que de cualquier otro, pues al recibir a los falsos maestros, estarían abriendo la puerta a errores por medio de los cuales el enemigo podría embotar las percepciones espirituales y sacudir la confianza de los nuevos conversos al Evangelio. Cristo era la norma por medio de la cual debían probar las doctrinas que se presentaran. Debían rechazar todo lo que no estuviera en armonía con sus enseñanzas. Cristo crucificado por el pecado. Cristo resucitado de entre los muertos, Cristo ascendido a lo alto, ésta era la ciencia de la salvación que ellos debían aprender y enseñar. RJ 336.3
Las amonestaciones de la Palabra de Dios respecto a los peligros que rodean a la iglesia cristiana, son para nosotros hoy. Así como en los días de los apóstoles los hombres intentaron destruir la fe en las Escrituras por medio de tradiciones y filosofías, hoy en día, por medio de los agradables conceptos de la “alta crítica”, la evolución, el espiritismo, la teosofía y el panteísmo, el enemigo de la justicia está tratando de conducir a las almas por caminos prohibidos. Para muchos, la Biblia es una lámpara sin aceite, porque han convertido sus mentes en canales por medio de los cuales fluyen creencias especulativas que producen falsos conceptos y confusión. La obra de la “alta crítica”, que consiste en disecar la Palabra de Dios, en tejer conjeturas acerca de ella, y en pretender reconstruirla, está destruyendo en realidad la fe en la Biblia como revelación divina. Está privando a la Palabra de Dios de la facultad de guiar, elevar e inspirar las vidas humanas. Mediante el espiritismo, multitudes son inducidas a pensar que el deseo es la ley más importante, que el libertinaje es libertad y que el hombre es responsable sólo ante sí mismo... El poder de una vida más elevada, más pura y más noble, es nuestra gran necesidad.—Los Hechos de los Apóstoles, 390, 391, 394. RJ 336.4