Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Isaías 43:12. RJ 339.1
El fiel embajador de Cristo no se avergüenza de la bandera de la cruz. No deja de proclamar la verdad por impopular que sea. En todo lugar, a tiempo y fuera de tiempo, proclama las buenas nuevas de la salvación. Los misioneros de Dios son llamados a enfrentar peligros, a soportar privaciones y a sufrir vituperio por causa de la verdad. Pero en medio de los peligros, de las privaciones y del vituperio, aun deben mantener en alto la bandera. RJ 339.2
El tercer ángel no proclama su mensaje en forma vacilante, ni susurrándolo. Clama con potente voz mientras vuela velozmente por el cielo. Esto demuestra que la obra de los siervos de Dios debe realizarse ferviente y rápidamente. Deben ser valientes testigos de la verdad. Sin nada que ensombrezca sus semblantes, con las cabezas levantadas, iluminados con los rayos del Sol de justicia que brilla sobre ellos, regocijándose de que la redención está cerca, salen proclamando el último mensaje de misericordia al mundo. RJ 339.3
Estos testigos de los últimos días son osados soldados de Jesucristo. Han gustado los poderes del mundo por venir. Sus pies no están en arenas movedizas sino sobre la roca sólida. No son alejados fácilmente de la fe una vez dada a los santos. Serán fortalecidos por su Dirigente para enfrentar las dificultades. Son mensajeros de justicia, representantes de Cristo que revelan los triunfos de la gracia. RJ 339.4
La verdad brillará mediante estos hombres elegidos por Dios. La verdad será escuchada de sus labios, reflejada en sus semblantes y demostrada en sus vidas. Llevarán el signo de la pureza y de la integridad. La gracia de Cristo tiene una influencia refinadora y ennoblecedora sobre el carácter. Muchos hombres y mujeres capaces, refinados y educados se pondrán enteramente del lado del Señor. Muchos se separarán de sus amigos y sacrificarán todo interés mundanal con el propósito de proclamar las inescrutables riquezas de Cristo. Sus vidas manifestarán al mundo el poder del cristianismo. Testificarán que el Evangelio es lo que dice ser: el poder de Dios para salvación. De ellos brotarán brillantes rayos de la verdad evangélica iluminando el sendero de quienes andan en tinieblas. Su fidelidad inmutable es registrada en los libros del cielo.—Manuscrito 51, de 1900. RJ 339.5
Quienes caminan como Cristo caminó, y son pacientes, amables, bondadosos, humildes y mansos de corazón, quienes ayudan a Cristo a llevar sus cargas, los que se preocupan por las almas como El se preocupó, éstos entrarán en el gozo de su Señor. Estos son los que junto a Cristo verán las aflicciones de su alma y serán satisfechos. Finalmente el Cielo triunfará, pues las vacantes dejadas por la caída de Satanás y sus ángeles en el cielo serán ocupadas por los redimidos del Señor.—The Review and Herald, 29 de mayo de 1900. RJ 339.6