Es tiempo de que, como cristianos, alcancemos una norma más elevada. No permita Dios que ninguna institución que él ha plantado se convierta en un medio de atraer a las almas a un lugar donde se enseñe la iniquidad. Que todos aprendan mansedumbre de corazón en la escuela de Cristo; que apoyen sus almas desvalidas en Jesús. Vivid bajo la luz de los oráculos de Dios. Educad la mente y el corazón para el cultivo de pensamientos puros, elevados y santos: “Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. Cualquier influencia que tengáis, permitid que se dirija a exaltar a Jesús. A menos que hagáis esto, sois falsos guías, que descarriáis las almas de la verdad, la vida y la luz de la Palabra; y [siendo así], mientras más placenteros y atractivos sean vuestros modales, mayor daño causaréis a las almas. ... MM 189.4
No habrá gusto por la conversación trivial entre los que miran a Jesús para obtener fortaleza de él y que dependen de su justicia para alcanzar salvación. Por fe aceptan a Jesús como su Salvador personal y se convierten en partícipes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. MM 190.1
Mientras los hombres y las mujeres de una institución de salud debieran ser amables y corteses, a la vez que se requiere que sean afables y que congenien con todos, deben evitar hasta la apariencia de una familiaridad indebida. Y no solamente deben observar ellos mismos la conducta apropiada más estricta, sino que por precepto y ejemplo deben educar a otros en la modestia y para que eviten relajamiento, burlas, adulación y palabras disparatadas. MM 190.2